EL Mundo Vs Yo

La leyenda de la princesa Kaguya

Una antigua leyenda japonesa explica que había una vez un anciano que vivía con su esposa. Un día fue a una plantación de bambú para recolectar brotes, y se encontró allí con un árbol de bambú que tenía luz en su interior. Se preguntó por qué y sintió una gran curiosidad acerca de lo que habría dentro...

A beauty, Fatal Concubine

Las chicas de la Capital la miran con odio: "No eres más que una campesina sin ningún conocimiento. ¿Tienes la ropa de Niyun Shop? ¿Tienes las joyas del Brilliant Treasure Pavillion? ¿Sabes lo eminente y dominante que es el famoso Yue Wang?

El libro de los Dioses - Cielo

Por más de un milenio el clan conocido como Ryūjin o los Dragones divinos, y el Hi no ōkami, clan de los lobos del fuego; se habían enfrentado ferozmente en batalla. En la actualidad ambos clanes contaban con serios conflictos internos, causados tras milenios de guerra y esta tregua era el mejor modo de resolverlos, antes de llegar a una destrucción total. Aprovechando la creciente debilidad del Ryūjin, el Clan Nagamushi iniciósu ataque desde las sombras.

Martial Peak

El viaje al pico marcial es desolado, solitario y largo. Ante la adversidad, debes sobrevivir y permanecer inflexible. Sólo entonces podrás abrirte camino y continuar tu viaje para convertirte en el más fuerte. El Heaven Pavilion pone a prueba a sus discípulos de las maneras más duras para prepararlos para este viaje. Un día, el humilde barrendero Kai Yang logró obtener un libro negro que lo puso en el camino hacia la cima del mundo marcial.

Nico es el mejor del planeta

Enseñando a nico comol se modifica una pagina.

viernes, octubre 19, 2007

Mi serie favorita



Uf hoy llegue al capitulo 2 de la 8ª temporada de Stargate SG-1, Snif solo tengo hasta la 10ª temporada y ya no megusta el rumbo que esta tomando.
Me cambiaron al SG1, A teal-C le pusieron Peloy a Hammon lo mandaron a Washington O,o
SI parezco una freak hablando asì pero me super fanatice con esa serie xDDDDDD.
Es agradable de vez en cuando mirar algo que no sea anime, aunque los ultimos dias me mate con Claymore y Devil May cry lol, tambien tengo empezada Gungrave, que no es mala serie pero tienen un opening de mierda.
Pasando a otros temas, llefgue al negocio tempranito hoy ¬.¬ bueno mas tem,prano que lo comun A horario xDDDD
Ahora me dispongo a escribir un rato pues tengo unos mins solitarios, auqneu como de costumbre cuando ponga mis dedos en el teclado, con el matesito de lado seguro cae alguien a interrumpir pero que se le va a hacer.

lunes, abril 23, 2007

Feliz cumpleaños a mi




Uff son las 2 y 10 de la madrugada del 23, empieza mi dia ^^, siiii mi cumple, dulces 27, un año más experta, más viva y mas feliz!!!!!
Si tambien más vieja, ese es el punto XDDDDD.
Anoche me pase la madrugada escribiendo, huy le di duro hasta entrada la mañana, como de costumbre me fui a dormir, pues el domingo es mi dia sagrado de descanso, mi cuchi se ocupo al medio dia de las bebas y me dejo dormir hasta tarde.
Luego me fui a hacer las compras, en medio me traje un echart privado torrontes para celebrar ^^ con mi cuchi (eso si cuando se avive o se acuerde de la fecha, es muy olvidadizo)
bien espero recibir muchos saludos asi que me ya los dejo y me voy a dormir ^^



Capitulo 2


Ya había transcurrido casi una semana de su llegada al castillo y no había tenido noticias de Angelines. Por mucho que intento no logro contactarse con nadie que supiera de ella, de modo que como había pedido sus vacaciones completas tenía aun dos meses para hallarla y convencerla.
Por lo que había hablado con la señora Gilberty, Angelines estaba muy entusiasmada con desenmarañar el misterio del fantasma, según había citado, ella aseguraba que podía hallar la forma de liberarlo y de deshacerse del demonio.
Marian pensó en invitar a alguno de sus amigos o amigas al castillo para tener compañía, pero todos eran adictos a sus ordenadores, por lo que muy bien sabía que ninguno estaría dispuesto a viajar a la edad de piedra para hacerle compañía.
Tres días más tarde, Marian recibió una carta de Angelines, esta provenía de Aräk. Un lugar situado al oeste de Asia, más específicamente en Irán, la carta era corta y concisa


Marian:
Estoy bien, en unos días estaré de regreso. Viaje con Kodama y Delar en busca de la antigua Sumer. Por favor no dejes el castillo y cuídate mucho. Por nada frecuentes el bosque en las noches y no entres en el ala este.
Sobre el escritorio te deje algo para leer, espero que te agrade, esta relacionado con la historia del castillo.
El texto está escrito en celta, entre mis cosas hallaras un diccionario y algunas notas que te ayudarán con la traducción.

Cariños Angelines

Luego de guardar la carta, Marian soltó un prolongado suspiro. Esto era demasiado, Angelines había ido muy lejos con toda esta locura. Ahora había salido en busca de una antigua ciudad sumeria. Cuando regresase tendrían una charla muy seria al respecto.
La señora Gilberty se había marchado con Philip al pueblo, para surtir las alacenas y Marian no tenía nada que hacer, por lo que subió a su cuarto a tomar una siesta. Aun continuaba con el sueño cambiado, durante el día estaba somnolienta y por la noche no conseguía dormir.
Al entrar dio un vistazo al escritorio y contemplo el viejo libro que yacía sobre él. Este era un diario muy antiguo, escrito con tinta oscura, las hojas eran muy gruesas y toscas, lo que databa la antigüedad del diario, el cual no estaba fechado.
El lenguaje era totalmente desconocido para ella y ni loca se pondría a estudiar celta para darle el gusto a su hermana, por lo que lo dejo nuevamente. Al cerrarlo abrió uno de los cajones, allí había varios papeles con anotaciones, todas de Angelines y entre los papeles una nota dirigida a Marian, con una breve explicación de cómo traducir el diario en conjunto con el diccionario.
-Demasiado para mí- murmuro ella y lo dejo en el cajón. Luego se quito los zapatos y los jeans. Se colocó el camisón de brucelinas y se recostó tapándose tan solo con la sabana, el fuego de la chimenea era tan fuerte que la habitación hervía, muy a pesar del frío que hacía en el exterior.
Horas más tarde Marian despertó súbitamente con el sonido de una duela floja en el piso. Frotándose los ojos busco con la vista empañada, entre la oscuridad de la habitación y alcanzó a ver una hendija de la puerta cerrarse, de seguro era la señora Gilberty que acababa de llegar.
La noche ya había caído y el fuego de la chimenea estaba prácticamente consumido, la habitación se hallaba en penumbras.
Perezosamente se levanto, se colocó la bata y al tanteo busco sus pantuflas. Luego salió del cuarto. Al llegar a la cocina todo estaba cuidadosamente acomodado y silencioso. El sonido del viejo reloj de péndulo, le dio la hora exacta, era media noche.
Seguramente la señora Gilberty no había querido despertarla y fue a comprobar que estuviese bien antes de acostarse, por lo que decidió no molestarla.
En el refrigerador encontró Jamón salado y de la alacena tomo un poco de pan, con lo que se preparo un emparedado. Tomo una botella de vino y se dirigió al jardín de invierno con su cena.
Al pasar junto a la repisa del vestíbulo, vio que la batería de su ordenador portátil estaba cargada, acomodándola bajo el brazo la llevó consigo. Al menos por unas horas entretendría su mente con algo útil.
Ella tomo asiento en la mecedora y se sirvió una copa al tiempo que encendía el ordenador.
Tres horas más tarde, ocurrió lo inevitable, la endemoniada máquina comenzó a chillar advirtiendo que el nivel de la batería estaba muy bajo. La apagó y la cerró refunfuñando.
Finalmente la dejó a un lado y aplasto la braza del cigarrillo que se consumía casi llegando al filtro, en un ornamentado cenicero de plata. Mientras observaba el jardín se sirvió otra copa de vino. Una pequeña luz a lo lejos llamó su atención.
Inicialmente pensó que podría ser el reflejo de su vela en el cristal, pero al ver que esta se movía lentamente comprobó que no era así.
Un escalofrío recorrió su espalda al recordar aquel día en que llegó al castillo, el hombre que la había ayudado llevaba una vieja lámpara de aceite -¿Será realmente el fantasma?- se pregunto, luego meneo la cabeza riendo, como podía estar pensando semejantes pavadas
–Ya estoy pensando como Angelines, De hecho de ser un fantasma, no creo que necesite una lámpara para ver en la oscuridad- opinó –Además era demasiado apuesto para ser un fantasma- rió
Tomando su cabello, lo elevó y acomodó la bincha que lo sujetaba. Ajusto el cinturón de su bata y corrió una de las hojas del ventanal que daba al jardín, estaba dispuesta a descubrir de donde provenía esa luz.
A paso ligero atravesó el jardín, siguiendo el mortecino resplandor de la luz que se alejaba en torno a la muralla. De pronto esta desapareció.
Marian corrió a toda velocidad, pero al llegar al lugar no había nada ni nadie. Desconcertada recorrió con la vista los alrededores en busca de la luz, sin hallarla. Frunciendo el seño se rasco la barbilla pensativa
-¿Qué camino podía haber tomado aquella persona para escapar?- Pero por mucho que buco no hallo lugar.
-¡Esto no es imposible!- exclamó –¡Los fantasmas y espectros no existen y las personas no se desvanecen en la oscuridad, tiene que estar por algún lugar!- pero la muralla era demasiado alta como para poder treparla y aun así ella tenía que haberlo visto.
Sin querer darse por vencida dio vueltas por todo el jardín y recorrió minuciosamente cada rincón en donde alguien se pudiese ocultar. Finalmente y cuando el frío ya le había carcomido los huesos decidió regresar. Al llegar al jardín de invierno, ella había olvidado cerrar el ventanal y el lugar estaba congelado. Por lo que se dirigió de inmediato a su habitación.
Allí el fuego crepitaba casi extinguiéndose, pero el calor aun permanecía, luego de agregar un poco de carbón al fuego se sacudió el tizne de las manos y se sumergió entre las colchas.
Luego de pensar y buscar mil respuestas al asunto, sin hallarlas, su mente estaba tan revuelta como cansada. Reposando su cabeza en la almohada cerró los ojos.
Un murmullo muy bajo y constante llamó su atención, al retirar la cabeza de la almohada una fugaz figura desapareció desvaneciéndose en la oscuridad y una ráfaga de viento recorrió la habitación. Marian se puso de pie de inmediato y corrió en torno al ventanal que comunicaba con el balcón, pero no había nadie allí.
Indiferente murmuro –Debe haber sido el viento- aunque era extraño por que no recordaba haber dejado el ventanal entre abierto, pero tal vez lo hubiese hecho la señora Gilberty, para airear un poco el cuarto.
Un escalofrío le recorrió el cuerpo, ella no era supersticiosa, pero tanto pensar en ese asunto comenzaba a producirle un cierto temor.
Rápidamente cerró el ventanal y se recostó nuevamente, casi de inmediato se quedo dormida.
Mientras dormía tuvo un extraño sueño, en él ella estaba en un bosque caminando y encontraba un bello estanque oculto.
Por la mañana se levanto con ánimos renovados, el día parecía que sería menos fresco que el anterior y una suave brisa casi primaveral recorría el balcón. Tomando asiento en una de las sillas de hierro, disfruto del suave aroma de los álamos que se hallaban en el jardín, era relajante y casi comenzaba a quedarse dormida cuando la señora Gilberty entro en la habitación, llevándole el desayuno.
La bandeja de plata contenía los manjares que Marian necesitaba y su estomago reclamaba casi a gritos. Una humeante taza de café, algunas tostadas, mantequilla y jalea de cerezas, un gran vaso de jugo de frutas y coronando la presentación una hermosa rosa blanca en un delicado florero de cristal labrado.
Cuidadosamente la señora Gilberty colocó un mantel blanco, con finos bordados, en la mesita del balcón y sirvió el desayuno en silencio. Cuando termino pregunto casi en un murmullo –¿Descanso bien anoche? Nos retrasamos un poco en la abadía, ya que fui a saludar a mi hermano que es diacono y como llevábamos tiempo sin vernos se nos paso el tiempo volando. Espero no se moleste conmigo, no quise despertarla, se que hacía varias noches que no conseguía dormir y la vi tan placidamente dormida que me pareció inoportuno.
Ah, por cierto no pude conseguirle la marca de cigarrillos que me pidió, pero mi sobrino Philip, quien también debo reconocer tiene el mismo vicio, me recomendó que le trajese estos que son muy similares, espero que le agraden- indicó la anciana entregándole un cartón que contenía diez paquetes de cigarrillos.
Ella los tomo con un gesto indiferente -No se preocupe, da igual- opino dejando sobre la mesa el cartón –Después de todo es un maldito vicio- rió y recordando lo que había visto pregunto -¿Dígame, Philip se quedó con usted? ¿O se marchó en la noche?-
-No señorita, no hay nada que lograse que ese joven se quedase en este lugar y menos por la noche. El se quedo en el pueblo y mi hermano me acompaño hasta el pórtico de entrada, luego se marchó. No quisiera sonar atrevida, pero me gustaría que lo conociera ¿Es usted religiosa?-
Esbozando una incomoda sonrisa Marian asintió –Un poco, a decir verdad desde la muerte de mis padres no he concurrido a una iglesia o hablado con un sacerdote. Pero no me molestaría conocerlo, dígale que venga cuando quiera-
Saltando de alegría la mujer indicó –Bien, la próxima vez que lo vea lo invitare- luego se marchó.
Marian terminó su desayuno y viendo en torno al azulino cielo, esbozó una sonrisa, el día perecía aventurarse caluroso y eso le daba buenos ánimos, dado que sabiendo que en la fecha en la que había viajado se encontraría con el duro invierno Francés.
Busco entre sus ropas y halló lo que buscaba, ella había empacado algunas ropas holgadas y frescas por si el calor se presentaba de sorpresa.
Una fina falda de bambula blanca y una musculosa corta eran el atuendo más apropiado para el clima cálido que este día tenía. Ella tomo sus sandalias doradas y salió casi de inmediato hacía el jardín trasero, iba en busca de respuestas.

La señora Gilberty la observaba desde el jardín de invierno, muy intrigada, mientras regaba las plantas.
Marian caminaba en círculos observando el suelo y la muralla, como si fuese un atento sabueso en busca de una presa
-¿Qué buscará esa joven, ahora?- se pregunto la anciana y encogiéndose de hombros se marchó a la cocina.
Marian buscó sin hallar la más mínima pista, no había escondite alguno donde el misterioso visitante nocturno se hubiese podido poner a resguardo, casi con enfado exclamó -¡Tiene que haberlo!- cuando noto una pequeñez que antes había pasado por alto.
Junto a la muralla la grava esta aplastada, como si algo pesado se hubiese posado allí. Frunciendo el seño la observó y siguió el sendero, era muy sutil y fino, pero se extendía frente y casi por debajo del muro. Rápidamente dirigió su mirada hacia el muro y noto que la enredadera que colgaba en uno de los lados estaba cortada, bruscamente comenzó a arrancarla limpiando el lugar y descubrió una fina hendija y una palanca de madera se asomaba casi oculta al otro lado. Era una puerta trampa.
-¡Te tengo!- exclamó con entusiasmo y jaló de la palanca, pero la puerta no se abrió, con todas sus fuerzas comenzó a empujarla y esta cedió un poco, pero no se abrió –No será tan sencillo verdad- murmuro para si –Pero de todos modos ya descubrí el truco- riendo se dijo –No desapareciste, tan solo huiste- Más que contenta se regreso al castillo.
Ya casi era la hora del almuerzo y fue directo a la cocina, allí halló a la señora Gilberty trabajando afanosamente, entre cacerolas y sartenes.
-Señorita Marian ¿Qué hace aquí?- pregunto la anciana –Ya desea almorzar, en unos minutos tendré listo el almuerzo. Si lo desea puedo ofrecerle algún refrigerio-
Viendo en torno a la enorme cacerola que hervía sobre la lumbre pregunto -¿Acaso tenemos invitados? Me parece demasiado para nosotros tres- indicó Marian.
Nerviosamente la mujer dejo lo que estaba haciendo y se acercó a ella –No, es solo que decidí dejar algunas cosas listas para la noche, no se preocupe por ello– e insistentemente ofreció casi empujando a Marian para salir de la cocina –Valla al comedor, si desea algún refrigerio enseguida se lo llevaré-
Sonriente Marian salió en dirección al comedor –No, está bien, solo quería avisarle que tomaré uno de los caballos e iré a dar una vuelta por los alrededores del castillo, en una o dos horas estaré de vuelta-
-Bien, hace unos minutos envié a Philip a alimentar los caballos. El le puede indicar cual de todos es el mejor. Su tío Gerard solía comprar caballos muy ariscos y le encantaban los más salvajes, por lo que son muy pocos los utilizables- indicó la anciana esbozando una sonrisa.
Marian asintió, dio media vuelta y echó un último vistazo a la entreabierta puerta de la cocina, en ese momento la anciana entro nuevamente y cerró la puerta -¿Qué extraña reacción?- se dijo para si, luego se marcho en torno a la caballeriza.
Al llegar vio al joven Philip peleando con un potrillo bayo que intentaba bañar, el animal no dejaba de corcovear y casi lo llevaba a la rastra. Cuando pudo soltarse de las riendas noto a Marian que con una burlona sonrisa lo observaba. Con su orgullo herido y algunos raspones en las rodillas el joven se acerco preguntando –Mademoiselle ¿En qué puedo servirle?-
Sin poder contener su risa ella dijo entre carcajadas –Un caballo ¿Hay alguno que pueda utilizar?-
Acomodando su despeinada cabellera rubia, el joven asintió y la llevó junto a un potrillo joven, este era esbelto y completamente negro, a excepción de una mancha blanca sobre los ojos –Si. A este lo llamo Galum. No es lo que se llame amistoso, pero obedece a lo que las riendas le dicen ¿Esta segura que desea montar ahora? Si espera hasta mañana yo podría conseguirle un buen corcel que no le traiga problemas- recomendó el joven.
Viendo en torno al imponente animal indicó –No, esta bien, lo intentaré con este. Se lo ve fuerte y rápido, además si dices que obedece eso me vasta- Marian había sido la mejor en el equipo de equitación del colegió y estaba segura de poder controlar al rebelde animal.
-¿Esta segura?- insistió preocupadamente Philip –Sería una pena que la lastimase, podría tirarla…-
-Si- lo interrumpió tajantemente -ensíllalo- ordeno mientras encendía su enésimo cigarrillo del día.
Philip se encogió de hombros y desaprobando con la cabeza fue en busca de los elementos. Cuando el caballo estuvo listo entregó la fusta a Marian –Tenga Mademoiselle, aunque le recomiendo…- comenzó a decir, pero ella no lo dejó terminar su frase, temiéndose que él joven comenzase nuevamente a relatar alguna de sus historias de fantasmas y demonios que poblaban el bosque, azoto con fuerza al caballo y salió al rápido galope. Obligando al animal a saltar la cerca del corral.
Muy sorprendido Philip rió y culmino su frase -…que no lo azote demasiado o se enfadara y podría tirarla o correr sin sentido, haciéndola perderse-
Al llegar al portón ella azotó aun con más fuerza al animal para que se apresurase a cruzar el puente levadizo y lo guió en torno al bosque que se hallaba en la parte trasera del castillo, justo muy cerca de donde ella había hallado el pasadizo.
Mientras rodeaba la muralla ella observaba cuidadosamente para no pasar el lugar que deseaba investigar, cuando estaban llegando, tiró de las riendas con fuerza para detener a su corcel, pero este no lo hizo, nuevamente reiteró su maniobra pero el animal la ignoró. Casi con desesperación le aprisionó el torso para hacerlo girar y retornar al lugar pero el caballo volteo en dirección contraria y se interno en el bosque al rápido galope.
A la velocidad que iba lo único que Marian atino a hacer fue tomarse del cuello del animal y con una de sus manos apartar todas las ramas que pudo. Cuando el animal comenzó a cabalgar un poco más lento ella elevo su rostro para mirar en donde se encontraba, pero una rama baja la golpeo de lleno y cayó al suelo sin remedio, el golpe fue tan brusco que perdió la conciencia.

Más de dos horas habían transcurrido desde que Marian se había marchado con el rebelde corcel y un tanto preocupado Philip salió en su búsqueda.

Al despertar se encontró en medio del bosque, un poco aturdida y con un gran dolor de cabeza se incorporó lentamente, aun la cabeza le daba vuelas. Llevando la mano a su frente comprobó que tenía un sangrante raspón, de él brotaban algunas gotas de sangre.
Se puso de pie y hecho un vistazo a su alrededor. Metros más adelante, un pequeño estanque de aguas claras se ubicaba.
Lentamente camino hasta allí y lavo su herida, esta no era tan grave como ella la creía, a un lado el condenado animal bebía agua placenteramente. Marian le dirigió una furiosa mirada y se incorporó para tomarle las riendas, cuando de pronto recordó el sueño de la noche anterior y al ver a su alrededor murmuró –Deja vu- nunca había estado en ese lugar, sin embargo se veía exactamente igual que en su sueño, parecía imposible pero era real.
Entremezclado con el sonido de los pájaros oyó música, a lo lejos sonaba como un violín. La melodía era agradable, pero triste.
Casi hipnotizada por el sonido, rodeo el estanque y lo siguió por más de medio kilómetro. Cuando se detuvo podía oír con claridad la triste música pero no hallaba el lugar de partida, como si viniera de los árboles, extrañamente de todos ellos.
Al buscar en los alrededores, solo vio troncos de anchos robles y viejos nogales, hechizada por el sonido cerro sus ojos y disfruto por un largo instante, al abrirlos dirigió su mirada a la copa de un gran paraíso.
Allí estaba, el mismo hombre que en su primer día de visita al castillo la había ayudado. Parado de espaldas a ella, sobre una alta y gruesa rama, tocando su violín como si esa fuese su última obra.
La suave brisa le mecía el cabello desordenadamente.
La melodía se fue apaciguando y cuando finalmente cesó, el lentamente dejó caer sus manos y observó el cielo, luego volteo a ver a Marian por sobre su hombro, quien continuaba observándolo ensimismada.
El no pareció sorprendido, era como si supiera que ella estaba allí, oyendo su música o como si tal vez la estuviera esperando.
Esbozando una encantadora sonrisa murmuro por lo bajo –“Alainn”-
Marian permaneció con la mirada fija sobre aquella lánguida figura. La melodía la había dejado perpleja, jamás había oído sonido tan bello y triste a la vez, una solitaria e indiscreta lágrima recorrió su mejilla.
Bajando de un salto, el se acercó e hizo una reverencia, tomándole la mano que apenas rozó con sus labios, sin desviar su vista que permanecía fija en los ojos de ella.
Por mucho que Marian lo intento de su boca no salieron las palabras, solo un ahogado sollozo emergió de sus labios, antes de romper en llanto. La triste melodía la había conmovido, provocándole una extraña sensación de angustia que jamás había experimentado antes.
Lentamente el elevó su mano y le acaricio la mejilla, secándole las lagrimas -Ne pleurez pas, c'est pour toi que sone ma mélodie (no llores, si es por ti que mi melodía suena)- su voz sonaba sensualmente varonil.
Ella no comprendió lo que él decía, con tristeza lo vio fijamente a los ojos, los pálidos rayos del sol que se colaban entre los árboles, se reflejaban en ellos dándole un verde intenso. Similar al de una esmeralda.
Como si estuviera presa de un hechizo, ella adelanto su rostro en ese momento solo deseaba besar los finos y delicados labios de aquel bello hombre.
Suavemente él acercó su mano y con la yema de su dedo, recorrió el labio inferior de Marian, lentamente se inclino sobre su rostro. A milímetros de besarla murmuró algo y poso su mano en la frente de ella, justo sobre la herida, ella sintió ardor, su vista se nublo y cayó casi al instante desmayada.
Cuando recobró la conciencia se encontraba en su habitación, el fuego crepitaba suavemente en la chimenea. Bruscamente se incorporo en la cama, era indefectible que estaba en el castillo.
Rápidamente se levanto y salió de la habitación. Al llegar a las escaleras oyó voces alejadas. A toda prisa descendió hacía el vestíbulo.
La señora Gilberty acababa de cerrar la puerta de entrada, al verla exclamó -¡Señorita Marian! ¿Qué hace levantada?-
-¿Cómo llegue hasta aquí?- pregunto exaltada.
La mujer se acerco a ella recomendando con preocupación –Debe regresar a la cama, el doctor dijo que guardase reposo-
-¿El doctor? ¿Qué doctor?-
-Philip se preocupo al no verla regresar y fue a buscarla, el la encontró desmallada en el bosque. El golpe fue muy fuerte, como no reaccionaba llamamos al doctor Mac Claud-
Más que desconcertada pregunto -¿Qué dice? Caí del caballo pero estoy bien ¿Dónde esta él?-
-¿El doctor o Philip?- la vio con preocupación la anciana –Recién acaban de marcharse, en la mañana regresará. Pero por favor señorita, regrese a la cama- La anciana se acercó y tomándola de los brazos comenzó a guiarla a su recamara nuevamente.
-No entiende, esta usted equivocada, yo me caí pero no fue grabe, yo me levante y lo vi-
La mujer la interrumpió –Si la entiendo señorita. Pero lo mejor es que no se esfuerce, aun esta aturdida por el golpe -
-¡Pero, lo vi! ¡Juro que lo vi!- exclamó ella intentado hacer que la mujer la oyese, pero fue inútil.
En la mañana el doctor la vio nuevamente, un hombre canoso de edad media y gruesas gafas, sonriente dictamino –Parece esta bien. No hubo heridas ni magullones. Fue tan solo un gran golpe. Le recetare algunos analgésicos, para que tome en caso de Jaqueca. Pero no creo que los necesite. Es probable que a causa del golpe se sienta confundida por unos días. A propósito señorita Vangler ¿Cómo fue que cayó?-
-Perdí el control del caballo, Dime Philip- pregunto dirigiendo su mirada al joven -¿Cuándo me encontraste, estaba sola o había alguien más?-
-No mademoiselle solo estaba usted, la encontré pasando el estanque, allí fue donde cayó, Galum estaba a metros más adelante pastando-
-¿Pero tú viste mi caída?-
-A decir verdad no, yo la encontré inconsciente en el suelo- confesó el joven.
Ella asintió pensativa, estaba segura de que lo que vio no fue una alucinación, ni un sueño, al pasar su mano por la frente noto que el raspón ya no estaba, era imposible. Pero decidió guardar silencio, para no ser tomada por una tonta. Y no quería dar más crédito a la absurda historia del fantasma, dado que ni ella misma la creía.
Luego del almuerzo, Marian tomo el viejo diario que Angelines le había dejado y las anotaciones. Fue hacia la biblioteca y allí se concentro en tratar de traducirlo. Primero reviso las notas que le había dejado.
La primera explicación consistía en como leer y traducir la escritura celta, así como incluía algo de historia adicional:

Lenguas Celtas

Lenguas celtas, subfamilia perteneciente a la familia de lenguas indoeuropeas
Ésta a su vez se clasifica en otros dos grupos: el britónico, que comprende el bretón, el córnico y el galés; el otro grupo llamado goélico o gaélico comprende el irlandés, el gaélico-escocés o "erse" y el manés o manx, dialecto de la isla de Man.
Hasta el siglo V las lenguas continentales celtas, entre las que se encontraba el galo, se hablaron a lo largo y a lo ancho de la Europa occidental, pero cedieron ante la influencia de los otros idiomas vecinos de gran vigencia, el inglés y el francés, en los que se puede rastrear alguna información.
Lo característico de las lenguas celtas es la pérdida del fonema indoeuropeo /p/, lo que las distingue de las demás subfamilias indoeuropeas. Por tanto, una palabra latina, griega y sánscrita que contenga una p en posición inicial o media aparecerá sin ella en la subfamilia celta; por ejemplo la palabra latina porcus (que significa 'puerco', 'cerdo'), tiene su equivalente gaélico en orc. Un rasgo que distingue el gaélico del britónico consiste en que el primero conserva el elemento labiovelar del indoeuropeo /qu/, que más tarde se escribió como /c/, sin embargo el britónico lo convirtió en /p/. Así el irlandés cuig o coo-ig, (que significa 'cinco'), corresponde al galés pump.

Las reglas de pronunciación de las lenguas celtas son enormemente complejas; por lo general la escritura no se corresponde con la pronunciación y las consonantes iniciales varían según el fonema último de la palabra anterior. Por ejemplo, en irlandés 'sangre' es fuil, en tanto que 'nuestra sangre' es ar bhfuil; en galés 'padre' es tad, pero para decir 'mi padre' se convierte en fy nhad, y combinado con los posesivos de tercera persona, 'su padre (de él) y su padre (de ella)' se convierte en ei thad y y dad respectivamente.

Todas las lenguas celtas emplean el alfabeto romano. Poseen dos géneros, masculino y femenino, y por lo general el adjetivo va detrás del nombre. Como las demás indoeuropeas crean nombres derivados de los verbos en lugar de hacerlo de los participios de presente tal y como hace el inglés; las oraciones siempre tienen verbo y expresan la acción por medio de la pasiva impersonal.

-¡Que bien! Gracias Angelines, ¿Por qué no me dejaste los pergaminos del mar muerto? Creo que serían menos complejos que esto- protesto Marian, mientras tomaba un cigarrillo del paquete y lo encendía –Ni la piedra roseta podría ayudarme en este momento- murmuró con enfado mientras continuaba leyendo

Gales :

También llamado cámbrico y címbrico por sus propios hablantes, es la lengua de la región de Gales y una de las más conocidas dentro de la subfamilia celta. Además de hablarse en Gales, donde la mayoría de sus hablantes son también anglófonos, se emplea en algunas comunidades de los Estados Unidos y en Argentina, en la que en plena Patagonia se asentaron apenas 150 galeses en el año 1865. Algunas organizaciones como la Society for the Welsh Language han preservado este idioma para evitar su desaparición y mantienen toda una actividad para conseguir que tenga una consideración como lengua oficial junto al inglés. En la actualidad se usa en muchas escuelas de Gales y se emplea en la prensa y en algunas emisoras de radio...

…Lo mismo que el bretón, esta lengua ha perdido las desinencias de caso, no así las de conjugación verbal, que son muy ricas. Como en todas las demás lenguas celtas la inflexión o la alternancia de las consonantes juegan un papel muy importante. Posee una escritura fonémica, con lo que desaparece la ambigüedad fonética; en muchas ocasiones un hablante galés sabrá, a partir de su escritura, cómo se pronuncia una palabra que no haya visto antes. La letra w puede representar tanto una vocal como una consonante, y sin embargo la letra y siempre representa dos fonemas vocálicos. La consonante f representa un fonema labiodental fricativo sonoro como la v del catalán; su equivalente sordo, el fonema /f/, se representa por el dígrafo ff; el fonema interdental fricativo sordo /q/ se representa por dd y el sonido /th/ por la misma grafía. Ha fracasado el intento de pronunciar la grafía ll, que representa un fonema lateral fricativo sordo. El galés tiende a la acentuación grave de las palabras polisílabas y posee una entonación característica….

Reclinándose sobre el respaldo soltó una bocanada de humo en un suspiro. En ese momento la señora Gilberty toco a la puerta.
-Pase- indicó Marian.
La sonriente mujer entro cargando una bandeja con una humeante taza de café –Le he traído un café, supuse que después de tanto leer le agradaría beberlo-
-Se lo agradezco– opino indiferente, sin quitar la vista de las anotaciones.
Mientras le dejaba la taza a un lado la señora Gilberty la oyó murmurar –“Alainn”-
La expresión alegre de la mujer se transfiguro con una mezcla de asombro y terror -¿Qué ha dicho señorita?- exclamo azorada.
Sin levantar la vista repitió la palabra –“Alainn” ¿Usted sabe lo que significa? Hace rato que estoy buscando esa palabra sin encontrarla ¿No es francés verdad?-
-No- musito la mujer -¿Dónde la oyó?-
Al oír el titubeante tono de la señora Gilberty Marian la vio intrigada -¿Qué significa?-
-Nada- murmuro la mujer y volteo para marcharse –Olvídela, no significa nada-
Antes de que la mujer cerrase la puerta Marian la detuvo preguntando -¿Usted sabe hablar Celta o galo?-
-Muy poco, diría que casi nada- dijo la mujer y volteo devolviéndole una nerviosa sonrisa –Pero no creo que pueda ayudarla ¿Por qué lo pregunta? ¿Acaso usted también ha comenzado a investigar lo que su hermana dejó? Le recomiendo que olvide todo ese asunto, lo del fantasma es solo un viejo cuento, no hallara nada útil, es una pérdida de tiempo. Se lo dice alguien que ya lo intento- indicó la anciana y se acerco a ella. Posando su arrugada mano sobre el hombro de Marian, observo con pena el viejo diario que yacía casi escondido entre los papeles.
–¿Sabe? Mis padres fueron cuidadores de este viejo castillo por más de setenta años y yo me crié en este lugar. Como soy la mayor de mis tres hermanos, fui la única que se quedo aquí. Cuando era joven también fui presa del encanto de la historia y desperdicie muchos años en hallar la razón y desenmarañar el misterio.
Debo confesar que fue emocionante al principio, pero luego se convirtió en una obsesión que solo me trajo desgracia, sufrimiento y soledad. Hasta que conocí a mi fallecido esposo.
Hágame caso señorita, deje las cosas como están, se lo dije a su hermana y se lo repito a usted, por muchos años los diferentes dueños de este castillo lo intentaron y no lo consiguieron.
Si se mezcla con esa historia solo conseguirá despertar la maldición que la acompaña y esta podría cernirse sobre usted con el manto de la desgracia.
Fíjese en lo que le ocurrió a su tío Gerard, hasta que se involucro con todo ese asunto el era un hombre muy amable y simpático, luego se convirtió en un ermitaño adusto que falleció en soledad.
Se que esto le debe sonar como palabras sin sentido de una anciana solitaria y poco cuerda. Pero hágame caso, yo se lo que digo- luego se dio media vuelta para marcharse.
Marian la detuvo -¿Usted ha estado alguna vez en el ala este?-
Esbozando una triste sonrisa asintió –Si, pero allí no hay más que viejos trastos y tristes recuerdos del pasado tormentoso de muchas generaciones de dueños que fallecieron en soledad. Le recomiendo no entre en ese lugar- casi con un suspiro indicó- Ten cuidado con su hechizo “Alainn” “El pecado es grave y aun más profundo su dolor…”- murmuro y se marcho cerrando la puerta.
Marian quedo sorprendida con la revelación de la mujer, después de todo también creía en la fantasmagórica historia –Pobre anciana, murmuro- pero la señora Gilberty con sus palabras había abierto una caja de Pandora en la mente de Marian, ahora más que nunca deseaba descubrir el misterio.
Echando un vistazo a su alrededor observo las interminable hileras de libros dispuestos en los estantes que casi tocaban el alto techo de la biblioteca, allí en alguno de esos antiguos libros tenía que estar la explicación a aquella misteriosa palabra.

sábado, enero 27, 2007

Holas despues de tanto tiempo




Hace algunos días que estoy trabajando en una nueva historia y como de costumbre le voy cambiando cosas y modificando hasta ke le encuentro la forma real =P hay un personaje que ya le cambie el nombre mas de 3 veces juasss pero me decidi por el nombre de maximiliann.
La historia se situa en epocas medievales espero les guste....

Capitulo 1

Richelu 1741

Mientras corría al reparo de la oscuridad, subiendo las escaleras de la torre, se repetía una y otra vez que no podía ser cierto lo que había oído.

-Todo es un error- murmuró al llegar al descanso y se detuvo por un instante, para retomar el aliento.

-¿Te encuentras bien Lenmar?- preguntó Pacia al verlo tan agitado.

Este asintió en silencio y camino lentamente cruzando el angosto pasillo, sabía que al final se hallaban las respuestas.

Aun no podía creer que Celin lo hubiese traicionado -No puede ser cierto- se dijo por lo bajo y aseguro -ella no sería capaz-

Impaciente Pácia se ubicó junto a la ventana de piedra y consultó, al tiempo que tomaba una flecha de su carcaj –Ya estamos en posición ¿Doy la señal?-

-Aguarda un instante, primero debo verla-

El hombre meneo la cabeza con desaprobación, no podía creer como después del calvario que aquel hombre había vivido, aun dejaba lugar a duda.

Tomando coraje, Lenmar dio dos sonoros golpes a la gruesa puerta de madera.

Una delgada mujer de cabello entre cano asomó a medias, al reconocerlo intentó cerrar la puerta, pero él atravesó su mano evitándolo.

-No te interpongas Eva, se que esta aquí y debo verla- señaló en tono seco.

-¡No puede pasar!- exclamó la criada e intentando detenerlo alegó –Su majestad no se encuentra adecuadamente vestida-

Él la ignoró, sin mediar palabras empujó la puerta y cuando Eva intentó bloquearle el paso de un bofetón la tiró a un lado.

Al cruzar la antesala divisó su frágil figura a través del fino dosel de gasa blanca, en cualquier otra situación aquella podría haber sido la más bella vista que podría tener de esa mujer, envuelta en un blanco y grueso manto y con el pequeño niño en sus brazos se veía angelical.

Ella se hallaba sentada sobre un delicado diván de mármol, su vista estaba fija sobre el niño y de sus labios esbozaba una cálida sonrisa.

-Celín- musitó perplejo, al verla.

Al oír su voz, ella sintió que el corazón se le disparaba desbocado, no era posible que él estuviera allí.

Durante los primeros años de su encierro había sufrido episodios como aquel, muchas veces, pero al elevar la vista descubría que solo había sido su imaginación.

Temerosa de que nuevamente fuese un truco de su mente, guardo silenció por un instante, cerró los ojos, dio un gran respiro y elevó el rostro para enfrentarlo, estaba segura de que aquel fantasma desaparecería.

Pero para su sorpresa la figura no se desvaneció, por un prolongado instante se quedó viéndolo fijamente, al principio le costo reconocerlo.

Lenmar llevaba el cabello largo y el rostro cubierto por espesa barba rubia, la vestimenta era muy sencilla.

–¿Quién eres?- musitó confusa entrecerrando los ojos, el dosel de gasa que separaba la habitación de la antesala hacía más confusa la figura de aquel hombre.

-Dime que no es cierto- pidió en un susurro y avanzó hacia ella, extendiendo su mano corrió la gasa para verla más de cerca.

Reaccionando instintivamente Celin se puso de pie y retrocedió abrazando con fuerza al niño, cuando sus espaldas se toparon con el muro apretó los ojos con temor.

Él se detuvo de súbito, no quería asustarla, podía ver confusión en el rostro de la mujer, ella no lo había reconocido.

-Soy yo Celin, no temas, no he venido a hacerte daño-Ella negó con la cabeza, aunque no podía reconocer el rostro que se le presentaba, su voz era inconfundible.

-No es cierto- musitó sin querer creer.

-Mírame y contesta a mis preguntas- advirtió –Si dices lo correcto, prometo que nadie saldrá herido-

Haciéndose de coraje abrió los ojos, su rostro lucía muy diferente del que recordaba, los años se dibujaban con dolor, pero al encontrarse sus miradas un nudo se formo en la garganta, jamás podría olvidar aquellos ojos del tono más puro de gris.

-Dijeron que habías muerto- confesó con voz temblorosa.

Lenmar se acercó y le acarició suavemente la mejilla –Te ves tan preciosa, los años te han sentado bien- opinó, su último recuerdo de Celin era un rostro juvenil, casi de niña, pero ahora se veía como una verdadera mujer.

Ese suave contacto la hizo temblar, despertando súbitamente los sentimientos que por años había intentado enterrar en el pasado, buscando mantener la cordura se apartó.

–Dime que estoy equivocado, que lo que he oído no es cierto, que tu no has….- suplico sin palabras para continuar, temía siquiera decirlo.

-Siete años, ha sido demasiado tiempo- musitó desviando el rostro.

-¿Por qué?- susurró

-No hubo nada que pudiese hacer para evitarlo, tú te esfumaste en la noche, jamás diste una explicación.

Quise seguirte, pero me fue imposible, te busque por cielo y tierra, pero nadie supo decir nada de ti.

La primera y única noticia que tuve fue cuando aquel mensajero llegó notificando tu muerte y aun así no quise creerlo.

Por más de cinco años esperé tu regreso, encerrada en este lugar, pero jamás viniste a rescatarme…- en ese momento la voz se le quebró a causa del llanto.

Lenmar apretó el puño con impotencia –Fue el anciano, él nos engaño, lo había planeado desde el principio-

-No hables tan duramente de tu padre- sugirió, al tiempo que se enjugaba las lágrimas con el canto de la mano –De todos modos ya no hay forma de cambiar lo que sucedió.

El es mi esposo ahora, ya no puede haber nada entre tu y yo…-

-¡Te equivocas!- masculló entre dientes.

Volteando bruscamente buscó su mirada, al verlo se sorprendió

Lenmar tenía la mirada perdida y en su rostro se reflejaba una extraña expresión, entremezclada de dolor y rabia.

Ella lo conocía mejor que nadie y podía reconocer en su rostro cualquier sentimiento, pero en ese momento sintió el más profundo terror.

Sin decir más se marchó, el sonido del cerrojo de la puerta le dio la pauta de que la había encerrado.

Al salir ordenó a Pacia -¡Dad la señal! ¡Atacaremos sin piedad!-

El hombre asintió, tomo una flecha y la encendió con la antorcha que colgaba de la pared, luego la lanzó a través de la ventana.

Minutos más tarde, cientos de hombres surgidos de la negrura de la noche atacaron ferozmente el castillo.

Conociendo a la perfección aquel castillo y por medio de los pasadizos secretos, Lenmar fue directo a la recamara de su padre, la ira lo había cegado y ya no había nada que le pudiese detener.

Le haría pagar todos los tormentos y horrores que le había hecho sufrir, aún peor le haría pagar por la traición y el robo de lo único que importaba, lo más preciado que tenía, Celin.

Era ya entrada la madrugada, cuando el sonido de apertura se oyó.

Ella había pasado la noche en vela, sus ojos estaban hinchados por el llanto y sentía que los nervios la traicionarían de un momento a otro.

Sabía que debía hablar con Lenmar, contarle la verdad, aunque temía que no le creyese.

Los pasos fueron lentos, pero en su mente resonaron como tambores, al voltear para verle, Celin llevo la mano a la boca ahogando un gemido de terror.

Toda su ropa, incluso el rostro, estaban cubiertos de sangre y aun llevaba en mano la ensangrentada espada.

Lenmar la observó en silencio por un instante, su mirada era triste y a pesar de ello una chispa de odio brillaba en sus ojos.

Ante la impresión que le causó aquel cuadro y al caer en la cuenta de lo que había hecho, sus piernas se aflojaron y cayó de rodillas con los ojos llenos de lágrimas.

Él caminó lentamente, al estar frente a ella la tomo bruscamente por los hombros y gritando como un sin razón la zamarreo - ¡Quiero saber la verdad! ¡Pues el maldito sostuvo hasta el último instante que siempre estuviste de su lado, que le amabas a él y no a mí!

¡Dime que el viejo murió con la mentira en su boca y arderá por ello en el infierno!-

Horrorizada preguntó -¿Qué le has hecho?-

-¡Dilo!- mascullo entre dientes.

Con voz temblorosa musitó -Tú no eras así ¿Que te ha sucedido? ¿Como fuiste capas de dañar a tu propio padre?-

Al ver su llanto perdió el control, bruscamente la arrastro y tiró sobre la cama –¡Deja de defenderlo, no debes llorar por él! ¿Sabes lo que el viejo me ha hecho?- subiendo sobre ella la atrapó entre sus piernas a modo de quedar enfrentados, viéndola fijamente se abrió la camisa y enseño una gran cicatriz que le atravesaba el lado derecho del vientre.

-Él lo intentó y falló-

Confusa Celin alegó -No es cierto, yo lo vi llorar y sufrir tu muerte. Nadie sería capas de mentir con tal cosa-

Él frunció el seño con enfado –De modo que lo defenderás hasta las últimas instancias y preferirás creer en su palabra y no en la mía- tomándola bruscamente por el cuello preguntó con enfado -¿Tú estabas de su lado, acaso lo planearon juntos?-

Ahogada por la presión no pudo responder, en su desesperación intentó soltarse clavando las uñas en la mano de Lenmar, al tiempo que se retorcía bajo su cuerpo.

-¡Dilo!- ordenó fuera de si y la abofeteo con fuerza.

Entre lágrimas Celín gritó -¡No! El me engaño al igual que a ti-

-¡Mientes!- acusó y volvió a abofetearla –¡Al igual que él, lo harás hasta el último momento!-

En ese momento el niño despertó y comenzó a llorar fuertemente.

En cuestión de minutos el palacio se había convertido en un pandemonio, no había lugar donde no se estuviera desarrollando alguna batalla o las llamas no lo estuvieran consumiendo todo, la guardia real no era suficiente para enfrentar a la turba enardecida que los invadía.

Eva había ido en busca de Gabriel, la mujer estaba aterrada y quería ayudar a su señora.

Al llegar al ala este lo halló, el se hallaba junto al cardenal en la habitación del rey, Lenmar le había torturado hasta el cansancio y finalmente asesinado a sangre fría.

Tras relatar lo sucedido él la siguió a toda prisa hacia la torre.

Ellos habían conseguido evitar al ejército invasor y se habían refugiado relativamente cerca, pero al parecer la entrada estaba muy bien guardada.

Gabriel pidió a Eva que vigilase el lugar y fue en busca de hombres, algunos sirvientes pertenecientes a la cocina se mostraron gustosos de ayudar y con la colaboración de dos soldados de la guardia real, atacaron a los vigilantes.

Armados con cuchillas grandes y espadas los provocaron obligándolos a dejar sus puestos.

Cuando la entrada estuvo libre él aprovecho, junto a la criada, para infiltrarse.

A la corrida subió las escaleras, no sabía como lo haría pero debía rescatar de las garras de ese desquiciado a su hermana Celín, antes de que ella tuviera el mismo fin que su esposo el rey.

Tras haberla violado ferozmente, la ira de Lenmar no menguaba. En aquel momento se odiaba a si mismo por lo que estaba haciendo y la odiaba aun más a ella por no entenderlo y doblegarse.

Solo hubiese bastado reconocer el error, implorar piedad y él la hubiese perdonado al instante, pero ella no dejaba de defender y justificar al maldito anciano.

Tras haber llegado a aquel punto de la locura, ya nada era suficiente para saciar su sed de venganza y el llanto constante de aquella criatura lo estaba enfadando aun más.

Saliendo de la cama se colocó el pantalón y caminó de un lado a otro por la habitación.

Celin tragó su propio llanto y se arrastro envuelta en la sabana, quería calmarlo, temía que si continuaba llorando él lo dañase.

Al verla con el niño en brazos perdió por completo la razón, arrebatándoselo de las manos exclamó –¡No quiero volver a ver a esta criatura!-

-¡Devuélvemelo!- gritó desesperada -¡No le hagas daño, te lo suplico!-

Tomando una fina daga de plata, la colocó en el cuello del niño diciendo -Ya lo único que resta por hacer es deshacerme de este bastardo y todo lo que construyó el anciano se desvanecerá finalmente.-

Celin se lanzo corriendo para tomar el niño, pero el la alejó de un manotazo.

Ella cayó sentada junto al ventanal, el brusco movimiento hizo que Lenmar provocase un corte en el cuello del niño.

Al ver la sangre el pánico y la desesperación la abordaron.

Señalándola con la daga advirtió –No me obligues a hacerte daño Celin-

Ella se puso lentamente de pie –has lo que quieras de mí, pero te ruego por lo que más quieras, no dañes a Maximilian- suplico.

-Tú eres todo lo que quiero y si no me deshago de este niño, jamás conseguiré que seas solo mía-

-De acuerdo- musitó retrocedió unos pasos y tomando el cortinado lo abrió bruscamente, al otro lado se hallaba el balcón.

-¿Qué pretendes ahora?- preguntó avanzando hacia ella -Nadie te ayudará, por mucho que grites y supliques no habrá quien venga a este lugar-

Celin lo ignoró, rápidamente trepo al barandal y amenazó –Si le haces daño a Maximilian juro por dios que saltare y nunca más volverás a tenerme-

-¡Baja de allí en este instante! – ordenó.

Celin extendió sus brazos amenazante.

Adoptando un tono más amable advirtió –Celin, esto no es un juego- el viento soplaba con fuerza, si se mantenía allí por mucho tiempo, corría el riesgo de caer.

El golpe en la puerta llamó la atención de Lenmar, al ver por sobre su hombro descubrió que Gabriel y la criada se hallaban en la habitación.

-¡Déjala en paz!- ordenó en tono firme –Ella no ha tenido nada que ver en todo esto-

-Gabriel, era de esperarse que aparecieras, tú siempre le has estado rondando a Celin como un perro faldero.

Pero esta vez ni tu lógica, ni tus palabras, cambiaran la situación, ella me ha traicionado en componendas con mi padre y deberá pagar por ello.-

-Te equivocas ella ha sido tan victima como tu en este complot- aseguró.

-Mientes, todos lo hacen ¿O acaso también estabas con ellos?- meneando la cabeza reflexionó –Ahora comprendo, fue por ello que insististe tanto e intentaste convencerme en aquel entonces-

-Sabes que no es así yo solo pretendía tu felicidad y la de Celin, nada supe sino hasta hace unos días en que el rey me lo confesó, debes calmarte Lenmar y escuchar lo que tengo por decir…-

-¡Silencio!- ordenó clavándole la mirada – No escucharé tus alegatos engañosos, pues no son más que mentiras para salvar tu cuello. Cuando termine con ella tú también pagaras el precio de la traición-

En torno la dama ordenó – Bájate de allí de una vez-

El viento meció furiosamente la sabana que llevaba envuelta en el cuerpo y la hizo tambalearse peligrosamente –No- dijo en tono seco –Si piensas hacerles daño, al menos permíteme abrazar la muerte antes de ver el horror que tus perversas ansias de venganza pueden causar en la personas que más aprecio-

-¡Deja de intentar manipularme!- ordenó con un cierto tono de desesperación, sabía que la situación se le estaba saliendo de control.

-Por favor baja Celin- suplico Gabriel y en torno a Lenmar ofreció –Déjame purgar por los pecados que injustamente le atribuyes a ella, no opondré resistencia y juro soportar toda tu furia si ofreces perdonarla y a su niño-

Desesperado ante la posibilidad de que la mujer cayera prometió –Tomaré el ofrecimiento de Gabriel y tú serás perdonada-

-No, solo lo haré si prometes no dañar al niño o a mi hermano- refutó ella.

Gabriel se negó, pero ella lo desoyó, en torno a Lenmar lo instó al tiempo que su cuerpo se balanceo nuevamente en el barandal –Promételo-

Sin opción accedió –De acuerdo- retrocediendo y entregando la criatura a la criada indicó, al tiempo que se alejaba de esta –El niño esta seguro, por favor bájate de allí-

Gabriel al ver al niño lleno de sangre, se acercó a Eva. Este tenía un profundo corte en el cuello y a pesar de ello no lloraba, al parecer se había desvanecido.

Tomando un pañuelo de su manga, lo coloco para hacer presión en la herida.

-¡Eva llévalo a un lugar seguro!- ordenó Celin.

-Pero Celin…- alegó.

Ella lo interrumpió –¡Ve con ella Gabriel, huye lo más lejos posible!-

Ante la peligrosidad de la situación él asintió y en silencio ambos se marcharon del lugar.

Una vez que estuvieron fuera del cuarto Lenmar volvió a insistir –Ya te he dado el gusto, ahora debes bajar-

Celin simplemente se quedó allí observándolo, no podía creer la forma en la que el odio había cambiado al hombre que tanto había amado, las lágrimas lentamente le surcaron el rostro.

Sin poder contenerse preguntó -¿Cuándo calmaras tu ira? ¿Mira a lo que te ha conducido?-

-¿Niegas ser la causante de ello?- acusó en tono seco –Si no lo hubieras preferido a él, nada de esto hubiera sucedido-

-Te equivocas, yo jamás le preferí por sobre ti-

-Lo aceptaste como tu esposo y le has dado un hijo ¿Acaso eso no fue preferirlo?

Lloras su muerte y arriesgas tu vida a cambio de la de su Bastardo-

-No lloró por él, sino por ti, pues no puedo aceptar ver al hombre que amo, convertirse en el demonio que se me presenta…- ella hizo una pausa, el frío le estaba calando los huesos, el dolor y el cansancio le estaban quitando todas las fuerzas.

Obligándose a continuar confesó –Además, estás equivocado. Ese niño es tu hermano, eso es cierto pero no es mi hijo. ¿O aun no te das cuenta de ello?-

Lenmar quedó perplejo ante la revelación.

-Observa la cama y allí verás que esta la prueba de que tu fuiste el único que tomo mi castidad-

-¿Cómo puede ser eso cierto?- dijo avanzando hacia ella y extendió su mano para tomarla, al instante notó que tenía el rostro completamente pálido y todo su cuerpo estaba temblando –Baja, te lo suplico-

Celin asintió, pero antes de que él llegase a tomar su mano, las fuerzas la abandonaron por completo y resbaló.

Gabriel había llegado a la caballeriza y sin perder tiempo tomo dos potrillos, tras ayudar a la criada a montar junto con el niño, azotó con la fusta a su caballo y a la corrida emprendieron la huida.

Mientras cruzaban el puente levadizo el dirigió una última mirada a la torre, en la oscuridad de la noche y a causa de la distancia no pudo distinguir con claridad pero el horror se dibujó en su rostro al ver la figura desplomarse y la blanca sabana caer al vacío.

Apretando el puño espoleo con fuerza y continuó cabalgando hasta cruzar el final del puente, desde ese instante no volvió a mirar para atrás, pero el nudo en su garganta se mantuvo por horas.

Tras abandonar la ciudad él siguió a la mujer, ella tenía parientes en un lugar cercano y buscaría refugió entre ellos.

A pesar de la última visión y sin abandonar las esperanzas, Gabriel indicó a Eva que la acompañaría hasta allí y luego de dejarla a resguardo regresaría al castillo, debía confirmar lo sucedido.

Ya no importaba que suerte corriera, solo deseaba saber cual había sido la de Celin.





Despues me dice si alguien tiene ganas de leer y llego hasta aqui xDDDDD