EL Mundo Vs Yo

La leyenda de la princesa Kaguya

Una antigua leyenda japonesa explica que había una vez un anciano que vivía con su esposa. Un día fue a una plantación de bambú para recolectar brotes, y se encontró allí con un árbol de bambú que tenía luz en su interior. Se preguntó por qué y sintió una gran curiosidad acerca de lo que habría dentro...

A beauty, Fatal Concubine

Las chicas de la Capital la miran con odio: "No eres más que una campesina sin ningún conocimiento. ¿Tienes la ropa de Niyun Shop? ¿Tienes las joyas del Brilliant Treasure Pavillion? ¿Sabes lo eminente y dominante que es el famoso Yue Wang?

El libro de los Dioses - Cielo

Por más de un milenio el clan conocido como Ryūjin o los Dragones divinos, y el Hi no ōkami, clan de los lobos del fuego; se habían enfrentado ferozmente en batalla. En la actualidad ambos clanes contaban con serios conflictos internos, causados tras milenios de guerra y esta tregua era el mejor modo de resolverlos, antes de llegar a una destrucción total. Aprovechando la creciente debilidad del Ryūjin, el Clan Nagamushi iniciósu ataque desde las sombras.

Martial Peak

El viaje al pico marcial es desolado, solitario y largo. Ante la adversidad, debes sobrevivir y permanecer inflexible. Sólo entonces podrás abrirte camino y continuar tu viaje para convertirte en el más fuerte. El Heaven Pavilion pone a prueba a sus discípulos de las maneras más duras para prepararlos para este viaje. Un día, el humilde barrendero Kai Yang logró obtener un libro negro que lo puso en el camino hacia la cima del mundo marcial.

Nico es el mejor del planeta

Enseñando a nico comol se modifica una pagina.

sábado, junio 12, 2021

Martial Peak Capitulos 1701 a 1750 PDF Español



 Autor: Momo

Género: Acción, Harem, Artes Marciales, Maduras, Xuanhuan.

Sinopsis: El viaje al pico marcial es desolado, solitario y largo. Ante la adversidad, debes sobrevivir y permanecer inflexible. Sólo entonces podrás abrirte camino y continuar tu viaje para convertirte en el más fuerte. El Heaven Pavilion pone a prueba a sus discípulos de las maneras más duras para prepararlos para este viaje. Un día, el humilde barrendero Kai Yang logró obtener un libro negro que lo puso en el camino hacia la cima del mundo marcial.

Descarga Capítulos 1701 a 1750 DESCARGA MEGA

Lectura Comic online Español 

viernes, junio 11, 2021

A beauty A fatal Concubine- Pampered Poisonous Royal Wife

Titulo: A beauty A fatal Concubine- Pampered Poisonous Royal Wife
Autor: Yan Yu Fang Ting
Genero: Drama, romance, shoujo, venganza, reencarnacion
Sinopsis: Las chicas de la Capital la miran con odio: "No eres más que una campesina sin ningún conocimiento. ¿Tienes la ropa de Niyun Shop? ¿Tienes las joyas del Brilliant Treasure Pavillion? ¿Sabes lo eminente y dominante que es el famoso Yue Wang?

Mu Yunyao los miró perezosamente, "¿Tienda Niyun? La abrí yo. Brillante tesoro pabellón? La abrí yo. En cuanto a Yue Wang ... ¿cuándo me devuelves mi plata? ”

La cara de Yue Wang estaba fría: "Pagaré con mi cuerpo".

(Wang significa Rey. En este caso, "Yue Wang" fue un título dado por el Emperador a su hijo).

Después de reencarnarse, Mu Yunyao cree en tres cosas: una, no tener buenas intenciones hacia los demás. Dos, no dejes que el enemigo tenga la oportunidad de levantarse de nuevo. Tres, no creas en los sentimientos. Por lo tanto, ella es despiadada. Ella no tiene miedo. Preferiría tener todo destruido que comprometerse por todo.

Sin embargo, después de una fatídica reunión, un príncipe de sangre fría sigue siguiéndola, conspirando en silencio para convertirla en su esposa y traerla de vuelta para mimarla ...


jueves, junio 10, 2021

La Bendición Oficial del Cielo en Español -Tian Guan Ci Fu-





 Tutulo: La Bendición Oficial del Cielo

Autor : 

Genero : BL, Xianxia, fantasía influenciada por el Budismo, Taoísmo y la mitología China, romance, acción, drama.

Sinopsis : Hace ochocientos años, Xie Lian era el Príncipe Heredero del reino de Xian Le. Un Príncipe Heredero que fue extremadamente amado por sus ciudadanos y por el mundo entero. Como era de esperarse, ascendió a los cielos a una edad muy temprana. Ahora, ochocientos años más tarde, Xie Lian asciende a los cielos por tercera vez, pero esta vez, siendo el hazmerreír de entre los tres reinos celestiales. En su primera tarea como un dios, conoce a un misterioso demonio que gobierna a los fantasmas y aterroriza los cielos... Sin embargo, sin que Xie Lian lo supiera, este rey demonio le ha estado prestando atención durante mucho, mucho tiempo.

Descarga Mega Ingles Capitulos 1 a 250

Lectura en español Cap 1 a 102

Comic Online Cap 1 a 36




miércoles, junio 09, 2021

Martial Peak en Español Capitulos 601 al 700

 

Autor: Momo

Género: Acción, Harem, Artes Marciales, Maduras, Xuanhuan.

Sinopsis: El viaje al pico marcial es desolado, solitario y largo. Ante la adversidad, debes sobrevivir y permanecer inflexible. Sólo entonces podrás abrirte camino y continuar tu viaje para convertirte en el más fuerte. El Heaven Pavilion pone a prueba a sus discípulos de las maneras más duras para prepararlos para este viaje. Un día, el humilde barrendero Kai Yang logró obtener un libro negro que lo puso en el camino hacia la cima del mundo marcial.

Descarga Capítulos 601 al 700 DESCARGA MEGA

martes, junio 08, 2021

Martial Peak en Español Capitulos 1 al 600

 


Autor: Momo

Género: Acción, Harem, Artes Marciales, Maduras, Xuanhuan.

Sinopsis: El viaje al pico marcial es desolado, solitario y largo. Ante la adversidad, debes sobrevivir y permanecer inflexible. Sólo entonces podrás abrirte camino y continuar tu viaje para convertirte en el más fuerte. El Heaven Pavilion pone a prueba a sus discípulos de las maneras más duras para prepararlos para este viaje. Un día, el humilde barrendero Kai Yang logró obtener un libro negro que lo puso en el camino hacia la cima del mundo marcial.

Descarga Capítulos 1 al 600 DESCARGA MEGA

Lectura Comic online Español 

El libro de los Dioses - Cielo Capitulo 1



Autor: Kyra Vangler
Genero: Accion, Fantasia, Romance, Artes Marciales, Maduro
Sinopsis: Por más de un milenio el clan conocido como Ryūjin o los Dragones divinos, y el Hi no ōkami, clan de los lobos del fuego; se habían enfrentado ferozmente en batalla. En la actualidad ambos clanes contaban con serios conflictos internos, causados tras milenios de guerra y esta tregua era el mejor modo de resolverlos, antes de llegar a una destrucción total.
Aprovechando la creciente debilidad del Ryūjin, el Clan Nagamushi iniciósu ataque desde las sombras.


Capitulo 1

 

Rubius despertó sobresaltado, nuevamente había soñado con aquella triste voz.

Frotándose los ojos se incorporo y busco con la mirada en los alrededores, tenía la vaga esperanza de que ella pudiese estar allí, pero en su interior sabía que no había sido más que otro sueño sin sentido.

Era realmente frustrante oír aquella dulce voz, pero jamás poder entender lo que decía.

Soltando un suspiro se preparo para continuar el viaje, aun quedaba más de medio día antes de llegar al centro de los dominios del rey Ryo

 

El sol se hallaba en su punto álgido, cuando a lo lejos divisó el enorme palacio al que llamaban Ryūgu-jō.

Parado allí, en medio del ancho camino de robusta piedra caliza, levanto una ceja asombrado. Según había oído el Ryūgu-jō original se hallaba en una isla del mar norte y había sido destruido durante la batalla de la media noche. Tras ganar la batalla Ryo ordeno se reconstruyera su palacio, en lo que fuesen una vez las tierras de su hermano muerto y cedió los dominios marítimos a su hermano menor Panlong.

La reconstrucción había sido hecha a semejanza del antiguo Ryūgu-jō, pero este en lugar de hallarse en medio del mar, se hallaba rodeado por un lago de aguas claras y se erigía con majestuosidad sobre la tierra y no sobre una isla.

 

Este palacio era tres veces más grande que el original; construido en blanca piedra, en lugar de coral y decorado por finas guardas de joyas y metales preciosos, en todos sus tonos, los cuales oscilaban desde un claro dorado hasta un oscuro ámbar.

Tanto al inicio, como al fin del puente colgante, había dos grupos de soldados elficos, enfundados en relucientes cotas de anillas.

Los rostros se veían in expresos, del lado derecho empuñaban lanzas de filosas cuchillas y sobre el lado izquierdo escudos con el heráldico emblema del clan.

Al intentar acercarse lo observaron con indiferencia y sin decir palabra cruzaron en una perfecta coordinación las lanzas, impidiéndole el paso.

 

- Buenos días, he venido a…-

- ¡Nadie puede pasar!-  Se limito a gritar, el soldado.

- He sido enviado por los antiguos...- intento explicar.

Ambos lo vieron con desconcierto, el hombre no vestía de forma adecuada para llamarse enviado de los antiguos. Sus ropas eran una simple y desgastada casaca oscura sujeta a la cintura por un listón de cuero blando y por debajo un pantalón de lanilla negro.

Uno de ellos soltó una carcajada burlona -Nadie puede pasar, ni siquiera tú-

–Si tan solo me permitiesen….-

-Vete – lo interrumpió.

Rubius llevo la mano al pecho, en ese momento los soldados apretaron las lanzas, listos para atacar.

Al instante se disculpó - No tengo intención de luchar, si solo se me permitiera enseñarles el objeto que confirma mis dichos, verán que realmente he sido enviado por los antiguos.-

Con desconfianza uno de los soldados asintió, sin descuidar la guardia.

Lentamente introdujo la mano bajo su desgastada casaca y enseño un medallón grueso que llevaba grabada la insignia del concejo de ancianos.

 

De inmediato ambos soldados se arrodillaron y aquel que le había hablado burlonamente suplico - Tomad mi vida por mi osadía, Gran señor, pero no culpéis de mis pecados a mi amo-

Rubius meneo la cabeza –Levantaos, pues solo soy un enviado y no un antiguo,  no es necesario...-

El elfo pareció ignorarlo y volvió a suplicar -Os lo ruego Gran señor tomad mi vida si eso os aplaca, pero no os enfadéis con mi rey, solo cumplía las ordenes que se me han dado, nadie debe pasar el día de hoy-

Sin querer continuar con ese absurdo, pasó junto a ellos en dirección al palacio.

Los soldados que se hallaban al otro lado del puente, con solo ver el medallón que ahora había dejado a la vista, inclinaron la cabeza con respeto y dieron la orden para que se levantase el rastrillo

 

El anciano rey, tenía enrojecidas las mejillas por el disgusto y los violáceos ojos destellaban furibundos - ¡¿Acaso has perdido el juicio?!-

- ¡Debe comprender que es por el bien del clan!-  Objetó Tatsuo en tono serio.

- ¡¿Por el bien del Clan?! ¡Patrañas!-  bufó caminando de un lado a otro y los pasos resonaron en todo el salón.

 

Tatsuo era el mayor de los hijos y por tanto llevaba el cargo de mano derecha del rey dragón.

-¡Debemos firmar el acuerdo de matrimonio o la guerra nos consumirá!

Con el número actual de tropas, dos guerras son imposibles de afrontar.

A gran pesar debo decirle que el dragón rojo fue herido de gravedad en campo verde, mucho me temo que el jinete morirá pronto y junto con el su montura. Lo que nos deja solo con tres bestias celestiales-

Ignorando el informe de su hijo exclamo - ¡¿Pero quién se ha creído que es para pedir a mi hija en matrimonio?!-  fuera de sí lanzó la copa que estaba en su mano estrellándola contra el muro y la trenzada cabellera blanca se sacudió al compás de sus movimientos - ¡Tu mi hijo más querido! ¿Cómo has sido capaz de acceder a su petición?- Dejándose caer sobre un sillón se froto las sienes, desesperanzado - No, no puedo permitirlo-

-Sus términos fueron claros, en primera instancia debíamos rendir nuestro dominio sobre la montaña Iral y abrir el bloqueo del mar este, solo así detendría el asedio de campo verde.-  Explico con la mirada fija en el suelo, evitando que su padre pudiese notar la ira que aquella conversación le provocaba.

Tatsuo odiaba tener que doblegarse ante el poder de ese anciano decrépito. La sumisión no era lo suyo y mientras su padre fuese la cabeza del clan, él viviría bajo su sombra.

Meneando la cabeza con resignación, el anciano continuo lamentándose -¿Por qué ella? ¿No pudiste haber ofrecido a otra?

Dile que le enviare a cualquiera de ellas, todas son hembras fértiles y hermosas, doblega la oferta de tierras y joyas. No importa la cantidad, si a cambio accede a liberarla del compromiso-  soltando un suspiro de tristeza confeso - Preferiría perder la vida que a mi pequeña Kyra-

Tatsuo apretó el puño con ira, el favoritismo del anciano hacia su hija menor era excesivo. Entre dientes mascullo una negativa - Zeroz no es estúpido, sabe muy bien que solo la sangre pura puede engendrar dragones-

El anciano se froto las blancas cejas con frustración y descendió lentamente hasta acariciar la platinada barba. Ya resignado preguntó - ¿Se lo has dicho?- 

- Preferí comunicárselo a usted primero -  señalo esbozando una maliciosa sonrisa.

- ¡No quiero que lo sepa! Después de todo, aún queda tiempo y muchas cosas pueden suceder antes de que él la reclame.- 

- ¡Ella debe hacerse a la idea!-  protesto Tatsuo, elevando bruscamente el rostro.

- ¡Ni una palabra! ¿Me oíste? ¡No le dirás absolutamente nada!-  finalizó en tono tajante.

En ese momento, un guardia toco a la puerta.

- ¡Pase!-  ordenó el rey en un grito.

El soldado entro lentamente y con la vista fija en el suelo se arrodillo - Disculpe su majestad, pero me han enviado a buscarle-

Con cólera, Tatsuo exclamó - ¡¿Acaso no escuchaste cuando he dicho que nadie podría interrumpirnos?!-

- ¿Hay algo más que deba saber? -   pregunto tajante el anciano.

- No, pero aún quedan algunos temas que me gustaría hablar…-

- Será en otro momento, por ahora esta conversación se da por terminada-  en torno al guardia preguntó - ¿Cual es el motivo de la interrupción? - 

- Majestad, hay un hombre que ha venido a verle, dice haber sido enviado por los antiguos y tiene en su poder la insignia sagrada-  enfatizó

- ¿Y quién es el visitante? -   pregunto des airosamente

- Aunque se cuestiono su nombre y rango, solo dijo que hablaría con usted.

Por lo que no puedo más que describirlo, es un hombre de gran estatura, su cabello y ojos son oscuros, no parece ser un guerrero, ya que no porta otra insignia más que la de los antiguos, viste de forma sencilla y lleva un extraño báculo de cornamenta alzada con una gran esfera blanca en su centro.

Lo más probable es que sea un hechicero, pero no puedo asegurarlo -  explicó.

- ¡¿Y no has obtenido su nombre o su procedencia?! ¡¿Acaso no he dicho que nadie puede entrar al palacio?!-  protestó Tatsuo - ¿Cómo se te ocurre interrumpir una reunión importante, tan solo por qué un hechicero se ha presentado preguntando por mi padre? ¿Al menos has verificado si el emblema es real? -

El guardia elevó levemente la cabeza y vio aterrorizado al general, lentamente negó con la cabeza - Lo siento mi señor…-

- ¡Eres un inútil!-  bramó

El rey se mantuvo en silencio, de pronto y sin decir palabra se puso de pie saliendo del salón.

- ¿Padre a donde va? -

- A recibir a nuestro visitante-

- ¡Podría ser un espía o un farsante! Dejadme verificarlo primero-  ofreció.

- De ninguna manera, tu le atacarías sin siquiera preguntar y no puedo darme el lujo de que nos crees mas enemigos de los que poseemos.

Además, no creo que alguien sea capaz de usar falsamente el emblema de los antiguos-

- Podría querer asesinarlo, debemos tener mucho cuidado-  alego Tatsuo.

El anciano rió enfáticamente - Nadie sería tan estúpido de presentarse tan abiertamente para luego atacarme frente a toda la guardia real -

 

Rubius esperaba en un enorme salón de exquisita decoración, en las paredes colgaban en interminables hileras los escudos de los antiguos dragones y en medio había hermosos tapizados con dibujos que contaban grandes batallas.

Casi al final del salón se podía ver un hermoso trono bañado en oro, el estandarte del Dragón dorado colgaba sobre él. Junto al trono principal y en desnivel, un segundo trono de delicada confección denotaba pertenecer a la reina.

Tras él oyó el sonido de pasos acercarse y seguido de ello las enormes puertas se abrieron.

 

Rubius observo cuidadosamente al anciano, pese a su edad su porte era erguido de hombros anchos y brazos fuertes, llevaba el cabello trenzado y adornado con anillos dorados a lo largo de la trenza, el rostro de duras facciones era ligeramente ovalado y terminaba poblado por abundante barba blanca.

Aunque en ese momento el anciano vestía una simple y larga túnica con la insignia de los dragones en el pecho, Rubius casi pudo imaginarlo vestido con su lustrosa armadura dorada.

 

Tras tomar asiento en su trono el rey observo con delicado escrutinio, al joven que se ubicaba frente a él.

Inicialmente Ryo se sintió sorprendido ante la actitud de igual con la que su visitante se comportaba, ya que no se había inclinado en su presencia, ni mucho menos le reverenció al pasar junto a él y más se extrañó al ver que este se quedo viéndolo fijamente a los ojos.

 

 - Según veo eres una de dos opciones, muy confiando o muy estúpido, como para irrumpir de este modo y sin previo aviso en mi casa.-

Rubius levantó una ceja - No comprendo a lo que se refiere, habla como si hubiese ingresado por la fuerza…-  Perfectamente sabía a lo que el rey se refería, pero él no estaba acostumbrado a doblegarse ante nadie, ni siquiera frente al cabecilla de un clan.

- Es obvio que no respetas mi superioridad ante tu persona-  opinó casi riendo por lo absurdo que le resultaba el hecho.

Rubius esbozo una sonrisa - ¿Superioridad? A mi parecer usted no se ve diferente de lo que yo soy-

Casi con enfado Ryo señalo -  Hay un abismo de parecido entre tú y yo ¿O a caso te consideras a mi altura por haber sido enviado por los antiguos? -

- No y sin ánimos de ofender, no creo estar a su altura. Sino más allá-  respondió casi en tono burlón.

 

El rey lo observó con mirada furibunda, por un prolongado instante, luego rompió el silencio con una sonora carcajada - ¡Me agradas, se ve que tienes agallas!-  y retornando a su seria expresión agregó - Pero si vuelves a decir cosa semejante, juro que enviaré tu cabeza a los ancianos que te enviaron -  Poniéndose de pie señaló - Tu nombre es Rubius ¿Verdad? - 

- Así es, yo he...-  comenzó a decir él.

- Ahórrate los discursos y palabras empalagosas, se quién eres y porque estás aquí, de hecho yo sé mucho más acerca de ti, que tú mismo -  lo interrumpió –Llevo tiempo esperando tu visita, supongo que pretenderás quedarte en este lugar por un tiempo-

Rubius asintió silenciosamente.

- Bien, serás cobijado en mi palacio, pero solo condición mediante-

- Me parece bien pero…-

Ryo le clavo la mirada e interrumpiéndolo señalo con aire sarcástico –En mi opinión, hablas demasiado. Ahora guarda silencio y escucha bien pues no lo repetiré.

El que los antiguos te hayan permitido vagar a tu antojo bajo su protección no indica que tú seas bienvenido.

Las criaturas de tu tipo jamás me han agradado, pero sin otra opción te recibiré, dado que no estoy en posición de enfrentarme a quienes te enviaron. Pero aun así, existen condiciones que deberás respetar si quieres permanecer bajo mi techo, la primera y principal es jamás acercarte a ninguna de mis hijas, el resto de las mujeres de mi reino te están permitidas, pero ninguna perteneciente a la casta real.

Segundo, por ninguna razón te está permitido utilizar tus dones, magia o como les quieras llamar en el interior de mi palacio...-

- Por ello no debe de preocuparse…-  comenzó a decir.

- No me preocupo quien deberá hacerlo serás tú, si rompes alguna de mis reglas-  advirtió en tono serio, luego se serenó - Por la tarde te espero en el patio de armas.

He oído que eres bueno en combate y me gustaría juzgarlo con mis propios ojos -

- No pertenezco a una casta guerrera y no me agrada la violencia -  señaló en tono tajante Rubius.

- ¡Ni a mí los cobardes!-  refutó el rey desafiándolo.

- ¡No lo soy!-  aseguró

- Deberás demostrarlo -  lo instó y se puso de pie.

- Acataré sus reglas, tan solo porque la costumbre de los dragones es demostrar su valor en combate. Pero...-

 

Pasando a un lado el rey advirtió - Espero que tu habilidad sea comparable con tu osadía, o estarás muerto para el final del día.-  y se marcho

 

Minutos más tarde un sirviente se presento y guió a Rubius a sus aposentos.

 

Él había imaginado a Ryo como alguien más imponente y menos amable, ya que del modo osado con el que se había dirigido hacia él, le hubiese costado la cabeza en otros clanes.

Pero Ryo si bien se había mostrado enfadado, no había perdido la objetividad y sin embargo había estado midiendo a su enemigo en todo momento, comportándose como un verdadero guerrero.

 

Aquello le recordó las palabras con las que el rey Kanmuri había descrito la adusta personalidad de Ryo, citando que su frase favorita era “Conoce a tu enemigo, acéchalo, encuentra sus debilidades y úsalas en su contra, solo así lo vencerás”

Lo que lo había llevado a creer que Ryo era un ser muy similar a su acérrimo enemigo, el Rey Zeros.

Por largo tiempo dejo divagar su mente tratando de hallar sentido a las palabras del rey –“Se más de ti que tú mismo”-  repitiendo la frase se preguntó, ¿Cuánto más que él creía saber?

 

Mientras aflojaba el cuello de la casaca, evocó aquella noche, cuando divagando por el bosque encantado descubrió la formación más impresionante de todos los tiempos.

Las siete lunas se habían alineado y al final de esa línea, un pequeño punto resplandecía como el sol.

En ese preciso instante fue la primera vez que oyó la voz que atormentaba sus sueños y junto con su sonido el resplandor creció hasta absorberlo, al despertar se encontró en un lugar completamente desconocido.

Por mucho tiempo divagó sin rumbo, los paisajes de aquel mundo no se parecían en nada a los que había visto en su lugar de nacimiento,

Una tarde mientras caminaba por el bosque, hallo un claro donde no parecía haber nada, pero al elevar la vista se encontró con una gigantesca montaña flotante.

Al escalarla descubrió que en la sima se hallaba la torre de cristal, en la que habitaban unos seres que se llamaban a sí mismos “los antiguos”.
Ellos no eran dioses, humanos o demonios, sino criaturas que estaba más allá de la vida y la muerte. Eran almas tan antiguas que ya no precisaban de un cuerpo para movilizarse pues estaban en contacto con todo tiempo y lugar.

Tras reconocerle, los antiguos explicaron que llevaban años esperando su llegada, pues esta se hallaba profetizada en el libro sagrado.

Por años Rubius entreno en la montaña y junto a ellos intentó descifrar el oráculo que profetizaba su llegada, sin conseguirlo.

Finalmente y buscando saciar su curiosidad, lo enviaron a recorrer las siete casas divinas, ya que tal vez así hallaría a quien pudiera responder a sus preguntas.

 

Ya habían transcurrido más tiempo del que podía recordar y con el paso del tiempo, Rubius fue descubriendo la magnitud y originalidad única de su persona, descubriéndose a cada instante más fuerte y poderoso que cualquier otro ser que hubiese existido.

 

En cada clan que visito, se encontró con una buena recepción y al final de sus visitas no hubo un solo cabecilla que no le hubiese ofrecido unirse.

Pero él se negó, dado que su único interés era hallar su verdadero origen.

Durante la estadía en cada casa, había adquirido un conocimiento especial, sabiduría, lógica, estrategia, conocimiento de combate y tantas otras cosas más.

Aunque muy a pesar de su enorme poder y gran habilidad, Rubius era un amante de la paz y no le agradaba tomar parte en antiguos conflictos

Ya que había comprobado, del peor modo, a lo que llevaban esas guerras milenarias y ya sin sentido, que aun se libraban por aquellas tierras.

 

Ahora que su viaje llegaba casi al fin, se preguntaba si el clan Ryūjin sería el lugar para su reposo, o si allí hallaría las respuestas que le aquejaban.

 

 

 

Los jardines colgantes comenzaban a florecer y las coloridas y aromáticas rosas se veían más bellas que nunca.

La princesa Kyra se hallaba en un patio interno, acompañada de su hermana Tanith.

Sentada en el borde de la fuente, jugueteaba con sus finos y largos dedos en el agua - ¿Es cierto lo que he oído? -

- Así es, me han dicho que hoy llego un visitante a palacio, dicen que fue enviado por los antiguos-  señalo Tanith mientras empujaba un rebelde rizo rosado, que la suave brisa había hecho caer sobre los grises ojos.

- ¿Y quién es?- pregunto intentando ocultar entusiasmo, ante la confirmación.

- ¿Cómo puedo saberlo? Bien sabes que no se nos permite salir de las zonas designadas - señaló la joven con indiferencia.

- ¿Sabes a que ha venido? - insistió.

- Kyra ya te he dicho que no lo sé - protesto - ¿Por qué no le preguntas a Delfos? Tal vez el pueda informarte –

Tanith era la quinta hija del rey y pese a ser hija de una concubina, era la única que llamaba a la princesa por su nombre.

Las dos jóvenes se habían criado juntas y eran muy buenas amigas.

Viéndola con expresión pícara preguntó - ¿Por qué te interesa tanto este visitante? -

- No sé a lo que te refieres - protesto y las mejillas se ruborizaron.

- Tu jamás sueles interesarte por quien va o viene por palacio - señaló su hermana.

- Eso es porque jamás viene alguien de importancia. Pero un enviado de los antiguos, merece mi curiosidad -

- mmm…A mi me parece que hay algo más en ello - rió con picardía.

Esbozando una media sonrisa la princesa confesó - De acuerdo, hay algo más -

- ¡Lo sabía! -  exclamo con entusiasmo – ¡Cuéntamelo!-

-  Hace tiempo fui con Nagha, ella leyó mi futuro en el agua y predijo que pronto seré comprometida con alguien muy importante. No quisiera que mi padre, me uniera a un ser que no le superase en poder y grandeza – aseguro.

- ¡Hay Kyra pero como dices esas cosas! ¡Nadie es más poderoso que nuestro padre!- exclamo asombrada, por las exigencias de su hermana.

- Bien entonces es mejor para mí, porque así continuare sola todo el tiempo que guste - bromeo alegre.

- ¿Pero, dime, cómo pudiste llegar a Nagha? Sabes que está prohibido-

- Yo tengo mis métodos -  rió.

 

Un joven y apuesto Elfo de gran estatura y cabellos dorados, hasta los hombros, asomó de uno de los pasillos que rodeaban el jardín.

Con sumo respeto se acerco a las jóvenes y las saludo haciendo una cordial reverencia - Muy buenas tardes Señoritas-  sus modales eran correctos y su voz sensual, los verdes ojos destellaban como un par de esmeraldas.

Tanith se ruborizo por completo ante su presencia.

Él le sonrió ampliamente - Señorita, debo confesar que el día de hoy se la ve más bella que nunca-

La joven casi tartamudeo un agradecimiento y desvió la mirada, Kyra noto el ardid y señaló - Delfos tu siempre dices lo mismo a todas las mujeres-

- No a todas, princesa, sino a las más bellas-  indicó pícaramente y de reojo observo la reacción de Tanith.

La joven se sintió ofendida, rápidamente se puso de pie y se despidió marchándose.

 

El manto había quedado a un lado de la fuente, Delfos lo tomo y corrió tras ella, cuando la alcanzó la tomo suavemente de la mano diciendo - Señorita Tanith, se le olvido esto-

Ella le dirigió una mirada indiferente y tomo el manto.

Viéndola fijamente Delfos confesó - Puede que mi cumplido le haya ofendido, si es así le pido me disculpe. Pero la sinceridad es lo que me caracteriza-

- ¿Realmente tú crees que soy bella? - pregunto.

- Yo creo que usted es la más bella, entre todas las mujeres del palacio- rió él

Tanith esbozo una tímida sonrisa - Mientes-

- Jamás le mentiría-

- Kyra es mucho más bella-

- La princesa es una excepción, yo jamás podría verla como a una mujer. Me quitaría la vida antes de ello- advirtió en tono serio.

Tanith comenzó a reír - Es cierto, fue por ello que vuestro padre os eligió como su guardián-

- ¡Delfos!-  se oyó la voz de Kyra desde el jardín - ¡Ven, necesito hablar contigo!-

Haciendo una reverencia soltó suavemente la mano de Tanith y se despidió, la joven aferro el manto contra su pecho como si este fuese un tesoro digno de conservar.

Ella estaba profundamente enamorada del Elfo, pero sabía que esa relación era imposible. Delfos una vez había sido un príncipe de las tierras altas, cubierto de gloria y honor, pero cuando su padre le dio la espalda a los Dragones para ayudar a la princesa Nagha, su casta había caído en desgracia y sus tierras fueron doblegadas al poder de los dragones. Hoy día solo quedaban con vida algunos de su raza, solo aquellos que doblaron la rodilla y juraron obediencia al rey dragón.

 

- Si señorita ¿Que deseaba? - pregunto asomando al jardín.

- Ya lo sabes-

El la vio con desconcierto

- No te hagas rogar, dilo de una vez, es la comidilla del palacio ¿Quien es nuestro misterioso visitante? -

- A decir verdad no lo sé- indicó en tono misterioso.

- Mientes, nadie sabe más que tú de lo que ocurre en este lugar - protesto.

- Realmente no lo sé -

Kyra entrecerró los ojos y frunció el ceño en un gesto de enfado.

- De acuerdo, de acuerdo- accedió riendo al ver el infantil gesto de enfado de la princesa. - Según he oído, su nombre es Rubius. Aunque luce como un simple humano, muchos dicen que es un ser muy poderoso, nadie sabe de dónde proviene ni quien es… de modo que podría ser un hechicero o tal vez un hijo de los dioses-

- ¿Cómo es que nadie lo sabe? - pregunto desconcertada

- Al parecer no pertenece a la orden de Tascar ni a ninguna de las siete casas divinas.

Como le decía, llego por la mañana y tuvo una conversación en privado con su padre. Por lo visto residirá algún tiempo en palacio, dado que ya se lo instalo en las habitaciones pertenecientes al ala oeste-

- ¿Y cómo luce? -

- Es poco más alto que yo, lleva el cabello largo, creo que hasta media espalda y sus ojos son oscuros, a decir verdad de un color indefinible, se podría decir que negros al igual que su cabello.

A simple vista, tiene el porte de un guerrero, aunque no viste armadura, sino una simple casaca oscura y pantalones al tono.

Sus vestimentas distan de ser elegantes, sino más bien sencillas, como las de cualquier sirviente.

Pero lo que más llamo la atención de Galum, el sirviente que lo guió hasta sus aposentos, fue que lo único que cargaba consigo el visitante, era un báculo de madera oscura como el ébano, con una esfera blanca, por lo que me arriesgaría a decir que es un hechicero o profeta.

Concluyendo, más allá de los comentarios no parece un ser excepcional- Kyra pareció desalentada con la descripción, Delfos lo noto - Al parecer  esperaba algo más…- señalo con suspicacia.

Ella hizo un gesto indiferente - ¿Es todo lo que sabes? -

- Si, aunque hay algo que me resulto muy extraño, su padre lo invito a participar de las prácticas, en el patio de armas-

- Eso no es extraño-  opino en tono sarcástico.

Delfos la corrigió - Si lo es, dado que deberá enfrentarse a Tatsuo-

- ¡¿Mi hermano?!- exclamo con asombro.

- Así es, hace unos instantes estuve allí, el estaba preparándose, pero Rubius aun no se había presentado-

- Es mejor que no lo haga, Tatsuo lo destrozará- opinó ella.

- Ya lo creo, no existe nadie más poderoso que el general…-

- Si existe-  señalo Kyra –mi padre-

 

Minutos más tarde, Tanith apareció corriendo, al llegar junto a ellos se detuvo para retomar el aire.

Tanto Kyra como Delfos la vieron con desconcierto.

Aún jadeante la joven exclamó - ¡Ven pronto, esto lo tienes que ver!- y tomo a Kyra de la mano llevándola casi a la rastra consigo.

- ¿Qué ocurre? - pregunto mientras la seguía.

- Es Tatsuo, está peleando con el visitante- indicó Tanith, mientras corrían por el pasillo.

 

Al llegar a la parte trasera del patio de armas, las jóvenes subieron rápidamente las escaleras que conducían al podio real.

El combate ya había dado inicio, en medio del patio y rodeados por un grupo de soldados se encontraban los contrincantes.

 

Tatsuo llevaba su arma predilecta, una larga y ornamentada vara de platino con una esfera azul en el extremo superior y una filosa cuchilla dentada en el extremo inferior.

Rubius había detenido con ambas manos la hoja, hecha enteramente de diamante y no parecía estar armado.

El general aplico todo su peso sobre el arma, pujando por atravesar a su contrincante, pero este era más fuerte de lo que inicialmente parecía y sin esfuerzo mantenía inutilizada el arma, limitándose tan solo a verlo con expresión burlona.

Más que enfadado dejo de forcejear y retrocedió, desbordante de ira elevo la vara al cielo; la esfera brillo con fuerza y una gran cantidad de energía se concentro en esta.

Dando un salto lanzó su ataque, y al mismo tiempo tomo con ambas manos la vara, pese a las advertencias de su padre en ese momento estaba dispuesto a matar a su contrincante.

Rubius dirigió una mirada indiferente a la azulada bola de energía que se abalanzaba sobre si cuando esta estaba por golpearle murmuró –Dispérsate-  y al instante la energía se consumió.

 

Al mismo tiempo se movió a una increíble velocidad y ubicándose tras su atacante, lo golpeo con el codo de pleno en la espalda.

Tatsuo cayo aturdido al suelo, nunca hubiese esperado un movimiento tan veloz. Maldiciendo se puso de pie y sus violáceos ojos destellaron con fuerza.

- ¡Ya me harte de juegos!-  advirtió enfurecido y dejó emerger en su espalda un par de brillantes alas, estas eran dos veces más grandes que su propio cuerpo; la piedra que reposaba en su frente, se encendió en un oscuro morado. Lentamente la pupila de sus ojos se contrajo y estos tomaron forma almendrada.

 

Los espectadores quedaron asombrados, nadie jamás había visto que Tatsuo usase su transformación o parte de ella, en un combate que no fuese contra otro alto general.

Las manos tomaron forma de garras y el rostro se le torno ovalado.

Rubius no pareció impresionado, sabía de buena fuente que los hijos del dragón al nacer, podían tomar un dragón como montura o fundirse con ellos y usar su forma en batalla. Soltando un suspiro que denoto aburrimiento, solo se limito a esperar el ataque.

 

Kyra no podía creer lo que veía, estaba segura de que su hermano vencería. Maravillada por la demostración de poder, no presto la mínima atención al desconocido contrincante.

El rey sin embargo observaba en silencio, parecía estar concentrándose más en los movimientos de su visitante que en los de su hijo, quien ahora parecía tener la victoria asegurada.

El desinterés total que mostraba Rubius, se contradecía con lo que había oído de este.

Ryo comenzaba a dudar de los rumores, acerca de la enorme demostración de poder que había hecho durante su estadía en el clan Hi no ōkami.

Aunque al ver sus movimientos notó que solo estaba haciendo uso de su propia fuerza y destreza.

 

Tatsuo se encontraba levitando por sobre Rubius, de pronto unió ambas manos y al separarlas una enorme bola de energía se concentro en medio, sin pensarlo la lanzó sobre su este.

 

Alzando una mano al cielo Rubius la detuvo en el aire y con la vista fija sobre Tatsuo esbozo una sonrisa burlona - Eres demasiado desconsiderado para con los espectadores, ya que con tamaña demostración puedes divertirlos tanto, como herirlos- advirtió.

- ¡Déjate de estupideces y pelea como es debido!-  Protesto.

Rubius negó con la cabeza y dirigió una rápida mirada a su alrededor, había al menos veinte soldados, los cuales podrían morir si lo hacía. Además se le había prohibido hacer uso de sus poderes en el interior del palacio.

Tatsuo al descubrir el motivo de distracción, esbozo una cínica sonrisa y extendió su mano con la palma hacia el cielo.

Al cerrarla, desde el suelo emergió una poderosa onda de energía, la cual desintegró a los soldados que los rodeaban

- Ya me deshice de lo que te preocupaba, ahora demuéstrame tu poder-  rió burlonamente en desafío –Si es que lo posees-

Rubius le clavo la mirada con enfado, en ese momento sus ojos destellaron en un dorado intenso, contrayéndose la pupila en un fino hilo, estaba decidido a terminar el combate, antes de que su contrincante realizase otra atrocidad.

En tono ronco de enfado señalo - Esto te pertenece-  y le regreso la bola de energía que había paralizado en el aire.

Tatsuo la esquivo y se lanzó al ataque. Rubius dio un salto, aparentando atacar al frente, pero a último instante y haciendo uso de una velocidad, invisible para su oponente, lo esquivo. Quedando por sobre este, le propino un fuerte codazo en medio de la espalda haciéndolo caer nuevamente.

Descendiendo Rubius caminó lentamente hasta ubicarse frente a él, todo a su alrededor comenzó a temblar.

Cuando Tatsuo se incorporó y sus ojos se encontraron, por un breve instante, la sangre pareció helársele. Jamás había visto una mirada como aquella.

Era como hallarse frente al mismísimo señor de la noche, la energía que manaba de su contrincante era sorprendente, tanta era que el suelo no lo soporto y lentamente comenzó a rajarse.

Sosteniéndole la mirada, intento ponerse de pie, pero Rubius lo tomo sorpresivamente por el cuello y lo elevó como si el enorme general no pesase absolutamente nada.

Inmediatamente golpeo con la palma de su mano el pecho, la fuerza fue tal que la armadura se partió en dos.

Enseñando su mano al rey dejo crecer las uñas de sus dedos como si estas fuesen afiladas cuchillas negras y preguntó – Como lo he prometido no estoy haciendo uso de mis poderes, sino solo de mi fuerza.

¿Ahora dime esto es lo que querías “Gran dragón”? ¿La muerte de tu cachorro predilecto, solo por medir a quien consideras un posible enemigo? - su tono de voz sonaba ronco de ira.

 

El rey elevo una ceja con mirada desafiante, Ryo sabía que llegado ese punto la mejor opción era detener el combate, ya había medido las fuerzas de Rubius y estas superaban todo lo que había conocido, hasta el momento. Pero si lo hacía, estaría deshonrando a su hijo.

Kyra se hallaba a un lado de su padre, viéndolo con ojos suplicantes exclamó - ¡Padre debes detenerlo!- 

El la ignoró, se puso de pie y sin quitar la vista del hombre que lo desafiaba exclamó - ¡Mi hijo no es ningún cobarde, termina este combate como se pactó!-

 

Esbozando una media sonrisa, Rubius golpeo el pecho de Tatsuo enterrando las uñas con fuerza, lentamente las frotó en el interior del cuerpo haciéndolo gemir de dolor y sin soltarlo reiteró su pregunta -¿Aun necesitas más pruebas? ¿O ya ha sido suficiente,? Solo debes decirlo - el suelo bajo sus pies se hundió a causa de la enorme energía que manaba de su cuerpo y una fuerte luz dorada lo rodeó.

Las esculturas que adornaban el patio de armas estallaron en mil pedazos y las columnas comenzaron a rajarse.

 

- ¡Padre!-  suplico Kyra aterrorizada y al ver que nada haría por salvar a su hermano, se asomó al balcón desesperada gritando - ¡No lo hagas!-

- ¡Mátalo! ¡Utiliza todo tu poder si es lo que deseas, Tatsuo fue el primero en romper las reglas, por lo que te encuentras en todo tu derecho de hacerlo!- ordenó el rey aferrando sus manos a barandal, con fuerza tal que el mármol donde se apoyaba estallo.

 

- ¿Así que eso es lo que quieres…?-  musitó Rubius y dispuesto a rematarlo elevo la mano para atravesarlo nuevamente.

- ¡No! - exclamó Kyra y de un salto descendió al lugar de la batalla - ¡Te lo suplico, no lo hagas!-  grito con ojos llenos de lágrimas.

Rubius reaccionó instintivamente, dejando caer el desvanecido cuerpo de Tatsuo, corrió con intención de atacarla.

Al mismo tiempo ella suplico sollozante - No lo mates, por favor -  y fijo sus tristes ojos en los del desconocido, todo su cuerpo estaba temblando de terror, las piernas apenas podían sostenerla.

Él se detuvo de inmediato, con la mano elevada a la altura del cuelo de Kyra y separadas las uñas por tan solo unos milímetros, por un prolongado instante ambos se quedaron viendo fijamente.

 

La mujer tenía un rostro angelical, de facciones entre infantiles y sensuales, por lo visto era muy joven.

Ella tomo la mano de Rubius con las propias y se arrodillo implorando – Si es necesario toma mi vida, pero ten piedad de mi hermano-

 

- ¡Levántate Kyra! - exclamó el rey con enfado y clavo con desesperación la vista sobre Rubius, temía que aceptase el ofrecimiento.

 

Allí fue como si  hubiese reaccionado, sus ojos retornaron a la normalidad al igual que su mano – levántate, no te haré daño a ti ni a él-

Lentamente retrocedió, sin dejar de ver a la hermosa joven de cabellos blancos que suplicaba con angustia.

 

Kyra se arrastro por el suelo hasta llegar donde Tatsuo yacía y haciendo uso de su magia sano las heridas.

 

Rubius meneo la cabeza con desapruebo, no hacía la joven sino hacia sí mismo, había estado a punto de dañarla a causa de la ira que lo había cegado.

De reojo vio al rey Ryo, quien tenía la vista fija sobre él y se hallaba al parecer listo a intervenir, sin decir palabra volteo y se marchó del lugar.

 

Unas horas más tarde, mientras el anciano la acompañaba hasta sus aposentos, la reprendió seriamente.

- ¡¿Cómo te atreves a intervenir en un combate?!-  grito enfurecido - ¡Acaso no se te ocurrió que podrías resultar herida!-

Con la vista fija en el suelo ella guardo silencio.

- ¡No solo has deshonrado a tu hermano, sino que me desautorizaste!- continuo regañándola.

- Lo siento padre - susurro deteniéndose frente a la puerta, aguardando a que el sirviente la abriera.

- ¡Deberás disculparte y agradecerle el no haber tomado represalias!- ordenó

Ella elevó el rostro bruscamente - ¡Eso jamás!-

- ¡Oh sí, lo harás!-

- ¡No, él es un Demonio desalmado! ¿Acaso no lo noto en su mirada? -

- ¡¿Intentas desafiarme nuevamente?!-  exclamó con ira

- ¡Padre castígueme si es necesario, pero jamás volveré a hablar con él!-  protesto - Aun no puedo creer que le ordenó matar a mi hermano-

- Estaba en su derecho. Después de todo, fue Tatsuo quien pidió el combate a muerte. Por lo que no solo deberás disculparte con Rubius sino con él también-

- ¿Padre, no puedo entender porque me pide tal cosa? -

- ¡Tu eres una mujer no debes entender, debes obedecer!-  culminó tajante y se marcho.

Kyra quedo muy enfada, por nada quería disculparse, pero no podía continuar desafiando a su padre.

 

El banquete que él rey había ordenado preparar para agasajar a su visitante, se había sucedido tranquilo.

La cabecera de la mesa había sido ocupada por Ryo y a su derecha ordenó se ubicase al agasajado.

Hecho que molesto por demás a Tatsuo, quien como su mano derecha solía ocupar ese lugar. Pero esa medida no había sido tomada por el rey, tan solo por el agasajo, sino por el enfado que sentía en esos momentos ante la patética forma en que Tatsuo había perdido el combate.

 

Tras culminar la cena los hombres se habían trasladado al salón de fiestas, en donde daría inicio al festejo y los agasajos.

El lugar estaba finamente decorado y cientos de almohadones se esparcían por doquier, en el centro una dorada fuente contenía el fuego que proveía  calor al salón.

Las paredes se hallaban revestidas en finos tapices y delicadas alfombras cubrían el suelo. Todas y cada una de ellas, exhibían refinados dibujos bordados en hilos de oro y plata.

El suave olor a incienso inundaba el lugar, bellas sirvientes, vestidas elegante y sugestivamente, se ocupaban de servir las bebidas.

 

Durante el banquete, se había hablado mucho al respecto del campo de batalla, pero nadie se atrevió a mencionar el combate de la tarde.

 

La primera de las siete hijas del rey, en presentarse, fue Tanith, ella toco una suave melodía de arpa.

Tiamat la mayor, había sido presentada durante el banquete, pero como se la consideraba una guerrera no hizo demostración alguna en el agasajo y solo se limito a saludar con un asentimiento de cabeza al visitante.

Pues ella era la única mujer aceptada y tratada como un hombre más en el palacio.

 

Rubius parecía mantenerse al margen de todo lo que sucedía a su alrededor, durante el banquete había hablado muy poco y desde la llegada al salón se había mantenido en silencio.

Luego que Tanith culmino la pieza musical, hizo una cordial reverencia y se marchó.

Casi inmediatamente y proveniente de un grueso cortinado, comenzó a sonar una extraña y exótica melodía, poblada de sonidos metálicos, acompañada de tambores y repiqueteos de cinetas.

De pronto un agudo sonido se oyó y el tintinear del metal aumento junto con el repiqueteo del tambor.

 

Una menuda mujer, envuelta en finos y translucidos pañuelos de fina seda lila y dorada, entro danzando al compás de la música.

Ella llevaba el rostro y cabello cubiertos, por lo que lo único visible fueron sus enigmáticos ojos. Lentamente y con sensuales movimientos se acercó hasta ubicarse frente al rey y su agasajado.

 

Dicho baile no estaba previsto, por lo que Ryo dirigió una fuerte mirada al guardia que se hallaba junto a la puerta, este hizo un gesto denotando que no había sido informado.

 

Rubius quedó impresionado con su exótico y sensual danzar, el cuerpo se mecía al son de la música con una elasticidad y naturalidad jamás vistas.

Casi hipnotizado por sus bellos ojos de amatista, no pudo dejar de observarla y ella parecía haber centrado su danza en él.

 

De pronto la mujer, extendió sus brazos a los lados y de entre los pañuelos tomo dos finas espadas, al son de la música danzó con estas, demostrando tener un gran dominio de las armas.

Balanceándolas de un lado a otro, las lanzó al mismo tiempo y se arrodillo posando la frente en el suelo.

Las espadas giraron en el aire y cayeron juntas, dando la impresión de que se clavarían en su espalda, pero hábilmente se incorporó a tiempo de tomarlas por las empuñaduras.

La danza duro largos minutos y se prolongó más allá de lo esperado, durante ese tiempo blandió las armas de mil formas peligrosas, incluso camino con las puntas de sus píes desnudos, sobre el borde ardiente de la fuente que contenía las brazas.

Al ver que su agasajado, por primera vez demostró interés, el rey pregunto en tono bajo - ¿Te agrada esa esclava verdad? - 

Rubius asintió en silencio, no podía dejar de observarla, era bellísima y ella no le quitaba la mirada de encima.

- Bien si así es, será tuya -  ofreció – Esta será mi compensación por la ofensa sufrida durante el combate -

Rubius esbozó una media sonrisa, complacido con el ofrecimiento. Realmente estaba impresionado y moría por ver el rostro de aquella beldad que lenta y conforme se desarrollaba la danza, se desprendía de los pañuelos que ocultaban la menuda pero bien desarrollada figura.

El dorado sostén que cubría los voluptuosos pechos, estaba decorado por cientos de cristales azulados, al igual que los brazaletes que llevaba en sus antebrazos y dos esclavas doradas en forma de serpientes marinas, se enroscaban en la parte superior de sus brazos.

No solo Rubius había quedado encantado con la misteriosa bailarina, sino la mayoría de los concurrentes. Pues su danza no era tal, sino que a las claras se podían ver los movimientos de combate en el baile, aquella mujer era tan bella como letal.

 

Dando final a la danza, la mujer dio un ágil salto y cayó de rodillas frente a Rubius, con las manos extendidas a los lados de su cuerpo, sosteniendo firmemente las empuñaduras de las espadas.

 

Él dirigió una mirada al rey, este con expresión seria asintió y Rubius se inclino con intención de remover el velo de su rostro, diciendo –Espero seas tan bella como tu danzar-

- Soy más que ello-  susurró e hizo un rápido movimiento y elevando ambas espadas las cruzo delante de sí.

Rubius reaccionó a tiempo de esquivarlas y evito ser degollado.

Inmediatamente y con los cantos de sus manos retiro bruscamente las espadas, obligándola a soltarlas –Veo que también eres brava-  rió y nuevamente se inclino hacia ella –Pero me temo, fallaste-

- Te equivocas-  rió y apretó el filo de una fina daga al cuello de él.

Ryo se puso bruscamente de pie, estaba enfurecido ante tal osadía, de inmediato ordenó – ¡Aprésenla! -

- ¿Pretendes asesinarme? - pregunto Rubius elevando una oscura ceja, sin moverse o amedrentarse ante la amenaza de muerte.

Poniéndose de pie, la mujer volteo hacia los soldados que se acercaban y ordenó en tono firme – ¡Regresad a sus puestos! -  mientras retiraba el velo y descubría su rostro, volteo lentamente y respondió –No, no pretendo asesinarte, si no tan solo demostrarte que los dragones somos tan amables, como temerarios y sus mujeres no son la excepción, tu perdonaste la vida de mi hermano por lo que perdonare la tuya y la deuda quedará saldada-

- ¡Kyra!-  exclamo el rey escandalizado - ¡¿Qué haces tú aquí?!-

 

Tomando actitud de sumisión, ella respondió –Padre usted me ordenó presentase mis disculpas a vuestro visitante, bien estas son mis disculpas-  pero aunque su actitud denotaba sumisión, sus palabras demostraban un claro desafío y una marcada burla.

 

Tatsuo se puso bruscamente de pie y sin dejar pasar un segundo, la retiró del salón. Tomándola bruscamente del brazo la llevo casi a la rastra.

 

Rubius quedo anonadado al descubrir que ella era la misma joven que había intervenido en el combate, impresionado pregunto al rey - ¿Quién es ella? - 

Este no respondió, en su rostro se reflejaba un marcado enfado, sin siquiera dar explicación salió del salón indicando –El agasajo ha llegado a su final-

El resto de los presentes estaban tan impresionados, que ninguno emitió un solo comentario.

Rubius quedo confundido, con intención de marcharse bajo la escalinata y noto que tirada a un lado, había quedado la daga de la mujer; se inclino, la tomo y continuo su camino.

 

Tatsuo llevaba a Kyra a través del pasillo, pero ella se soltó de un tirón protestando - ¡Suéltame me haces daño!-

Este le propino una bofetada - ¡Eres una vergüenza! ¡No solo una, sino dos veces nos has avergonzado! Ahora deberé cargar con la vergüenza de que una niña cobró la venganza que me correspondía-

Azorada rompió en llanto -  ¡Lo siento hermano, yo nunca quise…! -

- ¡Será mejor que no vuelvas a dirigirme la palabra! -  advirtió en tono ronco.

Llevando la mano a la mejilla enrojecida, ella suplicó - ¡Perdóname! ¡Yo tan solo pretendía reivindicar mi error! -

Tatsuo la abofeteo nuevamente, pero esta vez el golpe la tiró al suelo - ¡Lo único que lograste fue ponerme en vergüenza! ¡¿Cómo pudiste arrodillarte ante él?! -

- Suplicaba por tu vida-  susurró aterrada.

Tomándola bruscamente por el cuello, la elevó aprisionándola contra el muro - ¿Pues no has aprendido nada de lo que te enseñe? ¡Jamás! ¡¿Me oyes?! ¡Jamás debes suplicar! ¡Es preferible morir antes de ello!-

Sofocada y aterrada Kyra le clavo la mirada, esto lo encolerizó aun más y elevó nuevamente la mano para golpearla.

 

Antes de que pudiese hacer nada, un sonido se oyó en el pasillo y al voltear la vista en esa dirección, su mirada se encontró con la de Rubius. Quien lo observaba furibundo.

Parado a mitad del pasillo, el había contemplando la discusión y si Kyra hubiese dicho algo o pedido su ayuda, no hubiese dudado en culminar lo que en la tarde había quedado pendiente.

Tatsuo la soltó lentamente sin dejar de ver a Rubius.

 

- ¿Se encuentra bien? - pregunto sosteniendo la mirada.

Ella cayó de rodillas aun sofocada tomándose la garganta.

- Esto no es su asunto, así que no intervenga-  señaló Tatsuo y ordenó a su hermana - ¡No quiero volver a verte! Vete de aquí-

- Ese no es modo de tratar a una dama - señaló secamente Rubius.

- ¡Es una mujer y la tratare como lo merezca!- refutó Tatsuo y de reojo la vio preguntando - ¡¿Qué haces aún aquí?! ¡He dicho que te marches!-

Kyra se quedo viéndolo con los ojos vidriosos, casi a punto de estallar en llanto, nunca hubiese imaginado que su hermano obrara de forma tan cruel para con ella.

- ¡Princesa Kyra! -  resonó la voz de Delfos en el extremo opuesto del pasillo, al verla en el suelo corrió a auxiliarla - ¿Se encuentra bien? -  pregunto tendiéndole la mano, pero al ver el enrojecido rostro exclamó - ¡¿Qué le sucedió?!-

- ¡Llévatela de mi vista!- ordenó Tatsuo – ¡O la golpeare hasta el cansancio!-

- Enseguida, señor- respondió el elfo, apretando el puño para contener su ira.

 

Al día siguiente el rey envió a Tatsuo al campo de batalla y pidió a Rubius le entregase el medallón de los antiguos. Luego se dirigió a la sala del portal y mediante esta, viajo a la torre de cristal.

 

Al regresar su actitud hacia Rubius cambió drásticamente y durante los años que precedieron a su llegada, fueron trabando amistad.

Poco a poco, este se convirtió en alguien de considerable importancia en el palacio. Con plena libertad para recorrerlo, a acepción del ala este, lugar al que tan solo el rey y sus hijos podían acceder, por ser la zona designada para las mujeres de la casta real y la torre dorada. Lugar al que solo el rey tenía acceso y nadie conocía la razón.